Como van las cosas uno ya no sabe en
qué lugar acomodarse. Supongo que he sido machista, por educación –materna,
aclaro-. En estos tiempos la situación está en que cualquier comentario que se
haga termina tildado en algún extremo.
Para ilustrarme un
poco busqué en internet la palabra feminismo. Se declara como un grupo social y
político que trata de reivindicar los derechos de la mujer y leyendo un
artículo menciona la definición que trae la Academia de la Lengua, como: Doctrina social que concede a la mujer igual capacidad y los
mismos derechos que a los hombres. Y la
articulista que la menciona agrega: Así de breve, falsa y tendenciosa la asume la Academia de la Lengua
(patriarcal). Y ahí es en donde me emberraco, si la definición
es clara y decente, a mi modo de ver, la feminista que escribió está
demostrando lo que es, feminista de extrema que no acepta las cosas sino que
para demostrarse a sí misma termina lanzando improperios. Creo que allí radica
el problema básico, el fanatismo que se le mete a las cosas.
Y por eso es que ya
uno, al menos como hombre –si no se ofenden los hombres, me digo-, no puede
opinar, porque cualquier cosa que diga –en chiste o en serio- ya es tildado de
machista, de tendencioso. Tanto es así como ya no se puede echar un piropo porque
los improperios le caen. Claudia López(1) al no
tener argumento de respuesta serio arrancó contra el periodista y lo tildó de
machista y con el genio que tiene doña Claudia, lee este blog y me manda
linchar. Pero qué se le va a hacer. Con ese genio y esas salidas doña Claudia ya perdió mi voto, que inicialmente era para ella. Seguiré votando en blanco.
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Viene en mi auxilio
Yolanda Ruiz(2):
He visto a muchos hombres desconcertados, desubicados o
francamente asustados ante unas mujeres empoderadas, reclamando derechos,
hablando duro y sacando de la oscuridad realidades de discriminación, abuso,
violencia física o sicológica, que permanecieron silenciadas o que se aceptaron
durante años como parte del paisaje. Y a eso nos han llevado, para evitar problemas no
hay como el silencio, así sea despreciativo –y tíldenme como se les dé la gana,
que a mi edad ya poco importa-. Y agrega la columnista: Un joven de unos treinta y tantos comenta con perplejidad que en
ocasiones se siente atacado cuando sus amigas reclaman por la discriminación de
las mujeres: “yo no tengo la culpa ni soy machista y me miran a veces como si
fuera un monstruo”. Otro que pasa de los 60, que marchó con las feministas para
reclamar derechos, dice que respalda la batalla pero siente que las jóvenes de
hoy se pasan y van al otro extremo. Otro hombre de 28 años con su acento
costeño se pregunta: ¿ya no se puede ser galante con una mujer porque todo es
machismo? Y aparece el dirigente político que no sabe leer el momento y le da
su respaldo a un candidato que tiene cuestionamientos de género. Esto va más
allá de una denuncia, es un asunto político, no judicial. Es tolerancia cero
ante la más mínima sospecha de violencia de género o discriminación. En efecto, ya
estamos en tolerancia cero, lástima me digo.
Y con lo de doña Claudia, Felipe Zuleta(3) escribió: Por cuenta de las redes, esto
se volvió una tendencia y un tema de conversación. Mujeres vs. hombres,
feministas, homosexuales, lesbianas, monjas, locos, ángeles y demonios opinaron
sobre el tema… concluyendo que lo que todos buscan es la
victimización, deporte nacional hoy favorito. Agrega el articulista: Pero eso y su preferencia sexual —lo digo
yo, que soy abiertamente homosexual— no le dan derecho para maltratar a nadie
como lo hizo.
A dónde vamos a llegar? Es lo que ahora me
pregunto. Debemos dejar de victimizarnos, de estar buscándole a todo el quiebre
y, ante la falta de argumentos, dejar de ser groseros con argumentos tan pobres
y para cerrar la discusión, que no la hubo, nada como que le griten a uno que
es machista. Pues sí, puede que lo sea y? Por eso he decidido apartarme y guardar
silencio en tales casos, pero eso sí, con ese silencio despreciativo que
acompañado con igual mirada dice todo lo que pienso. Y como he dicho, a mi edad
no me jodan si no quieren que se me salga todo el machismo que pueda cargar.
Con todos los problemas que ya tiene este
mundo, para echarse uno más? He dicho! –así suene intolerante!-.
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