Palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra
considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca. "‘trasero’ es
un eufemismo de ‘culo’". Eso enseña la definición(1) y a ella me atengo.
Es cierto que, no por purismo
idiomático sino por giro idiomático, diría yo, si se trata de una palabra de
mal gusto o grosera, el eufemismo resulta apropiado aunque precisamente hoy por
hoy, cuando debería usarse es cuando menos se usa y así ve uno en las
conversaciones actuales que de cada tres palabras dichas, dos de ellas son
groserías cuando no vulgaridades que, aunque siendo sinónimos, el uno va más
allá del otro en cuanto asonancia y decencia.
Nada más oír conversación ajena
–telefónica o presencial-, muy notorio hoy en las mujeres cuyo recato se perdió
en estos menesteres, y si va acompañada de sentimientos de odio, ira, malgenio,
piedra o putería, sin eufemismo, las groserías no tienen límites y no preciso
transcribir ninguna de ellas, porque todos ya hemos presenciado estas
actuaciones. No es tema de este blog.
Con la proliferación de derechos
–y limitación de obligaciones, pienso- y la de minorías –que se creen
mayorías-, para no ofender, para no dar pie a discusiones insulsas, para no
generar problemas, en una palabra, nos hemos venido sometiendo al hablado que
los gringos llaman políticamente correcto –no sé de dónde deviene esa
proclividad gringa a no asumir
responsabilidades-. Por eso es que antes se decía ese viejo, luego ese hijueputa al mencionar al presidente. Pero no es el caso preciso, porque
precisamente aquí se está dejando el eufemismo de un lado y alcanzo a advertir
mi contradicción.
Pero bueno, hemos cambiado el
lenguaje por simple temor, el miedo a la reacción social, a la de grupo. Por
eso ya no decimos deje de comer tanto que ya está
muy gorda y preferimos
el no me malentiendas ni lo tomes a mal, pero estás comiendo un poquito demasiado y así vas a terminar gordita. (Naturalmente si deviene de
conversación ajena el poquito demasiado es usado precisamente para minimizar el
mensaje). Y de allí que el diminutivo haya echado raíces porque de esa manera
pareciera que no se ofende aunque termina siendo despreciativo. En este caso
admiro a los españoles que por lo francotes van diciendo las cosas: la madre que te parió, que se te parta ese culo y otras semejantes que al menos no son eufemísticas, aunque a uno le
suenen malsonantes.
En consecuencia, cuando no se
trate de grosería ni de ofensa, las cosas deberían decirse tal como son: Está gorda! Porque tratándose de grosería o de ofensa o pelea el eufemismo no aparece
ni por las esquinas, se sale de los chiros la revendedora que uno lleva. Frase
acuñada en mis tiempos y hoy en desuso, al parecer, por lo que solo los viejos
me entenderán. Que el pobrecito y el diminutivo desaparezcan y que las cosas
sean como son, pues al pan, pan y al vino, vino, no hay de otra y que se ofenda
el que quiera ofenderse ya estoy muy viejo para no decir lo que tengo que
decir.
He dicho!
No soy
receptáculo para tu dolor.
Lady Gagá.
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