Señalaban los que sabían que la
pereza era la madre de todos los vicios. Wikipedia dice que La pereza es la negligencia, astenia, tedio o descuido en
realizar actividades. La religión cristiana, clasifica la pereza como
un vicio capital ya que genera otros pecados
(…) Todos los seres vivos que se mueven, tienden a no malgastar
energías si no hay un beneficio, que no tiene por qué ser seguro e inmediato:
puede ser algo probable o que se obtendrá en un futuro.
La pereza se escuda, generalmente,
en la procrastinación pero a diferencia de ésta, lo que la pereza hace es
postergar indefinidamente, hasta que ya no aguante más el vainazo, la orden o
el desorden. A pesar de que tengamos tiempo, que no estemos haciendo nada, hay
tareas o labores que son tan aburridoras que preferimos postergarlas, dejarlas
para otro día, para otro momento. Cambiar una pila, un bombillo, tender la
cama, hacer un arreglo que, en cualquier caso, no demanda tiempo, a pesar de
estar perdiendo el tiempo haciendo postergaciones innecesarias.
Mi mente no se acomoda a que genere
otro pecado pues viéndolo así, no sé cómo con pereza se puede dar el lujo de la
lujuria, la envidia, la avaricia o la gula, tal vez la ira, de la piedrita que
da tener que hacer lo que no se quiere hacer, tal vez la soberbia también, de
no hacer lo que hay que hacer. Parece que la iglesia se pifió por ese lado.
Y por definición la pereza es
inactividad, hermanada con el aburrimiento? Pregunta que por el momento queda
inconclusa.
Y la solución es tan sencilla, como
hacerlo de inmediato, no permitir que doña pereza se instale y cuando uno
termina de hacer lo que tenía que hacer piensa en lo pendejo que se fue al
postergar lo impostergable. Y adicionalmente, si se hubiera hecho a tiempo, no
se sufría del complejo de culpa que carga la misma pereza, que es postergación,
que es inactividad, que es sinrazón que en últimas no valía la pena dejar de
hacer.
Por eso, para que no me tilden de
perezoso, prefiero procrastinar, dedicar tiempo a pensar cómo se hace lo que
debo hacer, cómo hacerlo con alguna efectividad y esperar que el vainazo
correspondiente llegue y me haga hacerlo, aún a la brava, pero procrastinando!
… ¿por qué ha tardado tanto? Sabe que la puntualidad es una de las armas de las que se sirve Dios para recordar a los hombres que son mortales. (1)
Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.) |
(1) Mario Escobar -
El Papa Ario.
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