Nos asombramos por noticias que hablan de
espías, espionaje, inteligencia, contrainteligencia, sin darnos cuenta que aún
con nuestro consentimiento tácito lo estamos autorizando, con las redes
sociales, por ejemplo. Y expresamente, con las leyes que regulan esas
entidades, porque existen, en el papel y en la realidad.
Y sabiéndolo, pero evitando preguntarlo,
todo país –para no mencionar monarquía, dictadura, república- tiene un sistema
de espionaje, no solo para los de afuera a lo James Bond, sino al interior,
para detectar el descontento, el afán de contrincantes en búsqueda de tumbar al
que ganó o al que se ganó el poder. No sé por qué nos asombramos a estas
alturas, todos tienen su CIA y su FBI, acaso es privativo de los gringos? Vemos
tantas películas de espionaje que creemos que eso sólo pasa en Hollywood pero
no en la trastienda de nuestras tierras.
Todo gobierno –llámese como se llame y de
la extrema que quiera- necesita contar con esos servicios para saber cuándo los
van a tumbar o cuándo los invadirán. Qué sería Colombia sin la inteligencia
militar –no en sentido literal- para saber de los insurgentes que hay por ahí,
o el de la policía para detectar las mafias que igualmente rondan por ahí. Que
tanto militares como policías sepan en dónde está cada cual, cuántos son y que
andan haciendo y no hagan nada, es otra cosa. Estamos en la época de la
tecnología. Desde el espacio se puede ver mear a cualquier guerrillero sin
mayor esfuerzo y por las cámaras de vigilancia se pueden ver a los ladrones, se
les oye en sus celulares y con todo, parece que hay una conveniencia de no
acabarlos a todos y de una, lo cual es ya otro problema diferente, el de la falta
de verraquera, el de tener cojones que es de lo que carecen los políticos que
han de tomar la decisión, aunque si los tienen cuando de robar se trata y eso
con miedito.
O qué creen que eran los servicios del F2
y del DAS y de las entidades que ahora, hacen lo mismo pero con otros nombres?
Hasta marina y fuerza aérea tienen, no sé si para espiar a las otras armas,
para tener más fuerza, jerárquicamente debilitada de por sí. Y hasta el
congreso tiene una comisión de inteligencia (si al menos la usaran, literal y
con sarcasmo incluido).
Y quienes tienen enemigos –que valgan la
pena, no de los chichipatos como uno- también usan del espionaje y aún de los
servicios que legalmente se han adoptado, todo es cuestión de palancas, de
plata y de que sepan quién soy yo. Entonces, de qué nos escandalizamos? Será
porque no somos objeto de espionaje, somos don nadies que
no vale la pena investigar y por eso nos asombramos?
Pues claro que al enemigo hay que
espiarlo, para mantenerlo bajo control y contraespionarlo para que sepa que
sabemos que estamos espiando, que nos están espiando, es parte del juego, como
la diplomacia, un producto de 10% de medias verdades junto con 90% de mentiras
administradas. Se imaginan a Uribe sin espías, a las Farc sin espías, a Petro
sin espías –así sean de medio pelo-. Se imaginan un país que no espíe a los que
supuestamente son malos, a los que no son tan malos pero que pretenden tumbar
el orden, a los buenos con aspiraciones de malos, a los de aquí y a los de
allá? Acaso creemos que estamos en un país de ángeles, gobernados por ángeles?
Creo que ni aún en el cielo se libran del espionaje, pues Dios querrá saber en
qué anda el Diablo y éste querrá correrle el trono a aquél.
Hay males necesarios para mantener una
estabilidad y el común de la gente, es mejor seguir haciéndonos los pendejos y
sentirnos asombrados cuando falla la inteligencia, militar! De políticos y
gobernantes, pues eso es lo que les falta.
Así es la historia —dijo—. De no
haber sido los españoles habrían sido los ingleses o los franceses o los
flamencos. Sólo era cuestión de tiempo. ¿Qué más da? Siempre hay alguien
sometiendo a otro, o invadiendo a otro, o matando a otro. Todo se muda, se
reescribe y se transforma según las conveniencias. Cada cual mira los
acontecimientos desde su esquina, con el rostro vuelto hacia la pared para no
ver lo que no quiere. Yo desciendo de Axayácatl y Moctezuma, mas también de
españoles y, a través de estos supuestos cristianos viejos, seguramente de
moros y de judíos. ¿Habría yo nacido de no haber acontecido guerras e
invasiones desde hace miles de años? De cierto que no. Como le he dicho, doña
Catalina, así es la historia y más nos vale aceptarla pues nosotros somos su
consecuencia.(1)
Tomado de Facebook. 71818349_10157658226647140_4322169179311439872_n |
(1) Matilde Asensi.
La conjura de Cortés.
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