Cómo
pasa el tiempo y ya el tiempo se evapora a mi vista, no sé si es martes o
domingo, lunes o jueves, si es abril o junio, da lo mismo, porque ahora todo da
lo mismo a pesar de que no es lo mismo.
Con
todo he llegado a mis conclusiones luego de este largo encierro, que aún parece
que perdurará por unos meses más.
He
leído y oído tantas opiniones, tantas versiones, que ya decidí no creerle a
nadie, por muchos títulos y pedigrís tenga quien los diga, parecieran que todos
son abogados, todos opinan con o sin razón, todos la tienen, ninguno la tiene.
Tanto que es difícil comparar NY con Pitalito, con Suecia que tiene no sé
cuantos kilómetros cuadrados por habitante que comparativamente con NY o Hong
Kong no son comparables, ni con ciudad de Méjico ni Bogotá.
Otro
factor es la ignorancia e improvisación de quienes nos gobiernan, demostraron
incompetencia para gobernar mientras otros aprovecharon para hacer negocio.
Y
el otro factor adicional, la gente. Una ignorante y otra que se las da de
avispados, porque para eso sí no hay prójimo. Predeciblemente impredecible.
Con
todos estos elementos hay un caldo de cultivo interesante para la anarquía.
La
solución? Ninguna o un buen dictador ilustrado, que no lo hay en este mundo,
pues tanto Putin como Trumph son lo uno pero les falta lo otro. Es decir,
solución colectiva no la hay.
Aunque
puede haberla en cuanto hubiera conciencia de la responsabilidad de uno mismo,
de tomar al menos las más mínimas medidas de protección, para no contagiarse,
para no contagiar. Tener distancia social. No salir por salir, aunque a mi edad
necesito de la vitamina D del sol, por salud y para ver el cielo, por salud
mental. Salidas cortas y lejos de la plebe. Uno no soluciona el mundo, pero al
menos razonablemente soluciona su mundo, que en últimas es lo importante.
Y
superar el miedo. Que si tenemos que ir al médico rutinariamente, pues vamos;
que si nos toca ir a un lugar obligatoriamente, pues vamos, con las medidas de
prevención necesarias. Que nos podemos contagiar? Sí, pero aún estando en la
casa podemos contagiarnos, al tocar cualquier bobada no prevista. El peligro
está a la vuelta de la esquina, nadie está exento y por ello todo se reduce a
la precaución y no al miedo. Hemos de morir, todos lo sabemos, pero no sabemos
cuándo ni cómo, y mientras llega sigamos viviendo saludablemente, sin temor y
con una sonrisa. Con eso basta.
Admito que la
frasecita sobre los sueños no está nada mal, pero frases como ésa sólo son
verdaderas en los libros: en la vida, son falsas. La vida es endemoniadamente
más complicada, créame.(1)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario