Tal
vez por estar viendo películas de guerras, lejanas y no tan lejanas, de leer
algunas novelas, me dio por pensar en la obligación de ir a la guerra para
defender a la patria, dirán los que la convocan. Y pensé en todas estas guerras
en el medio oriente, en donde teóricamente los gringos no tienen por qué
exportar su democracia, aunque realmente vayan por sus intereses económicos, pues
a ello se están reduciendo estas guerras, porque hay petróleo, porque hay algún
material raro que necesitan los gringos y sus aliados, por desestabilizarlos
para que caigan en sus órbitas (o garras, como se diría en otro tiempo).
La
guerra tiene entonces un trasfondo de interés, cualquiera que sea, pero nunca
por interés de su propia gente y menos de la ajena y mucho menos si el
escenario es bastante lejitos. Y la guerra en sí, tiene su propio negocio, con
sus propios negociantes, los que se enriquecen sin importarles la desgracia
ajena (por eso las melcochudas frases gringas: time es gold y business
is business), es decir, guerras rápidas para hacer platica lo más rápido
posible. Y no quiero hablar, en parte por mi ignorancia, en parte por ser
secreto a voces, sobre el interés de los militares, de las agencias secretas,
de la corrupción que en ello hay, etcétera.
Pienso en el soldado que tiene que ir
a la fuerza, no del profesional pues como lo dice su nombre, son profesionales
que saben en qué se meten y les gusta. En una guerra, cuando se les agotan
éstos tienen que recurrir a la juventud, en primer lugar, tal como lo reflejó
Vietnam entre otros. Y así van agotando a la población masculina. Recuerdo
haber leído que luego de las grandes guerras mundiales, los países que las
sufrieron directamente se vieron ante el hecho de que los hombres comenzaron a
escasear y esos países se estaban quedando sin niños, sin futuro. Para los
gringos eso poco importa, no es problema de ellos, pues después de que
deshuesan al respectivo país se largan dejando la democracia que supieron
imponer, más imperfecta de lo que estaba con un país más quebrado de lo que lo
encontraron. Pero ese no es tema, por ahora.
Me
preguntaba por todos los soldados que fueron a la fuerza, por una pelea que ni
siquiera era de ellos y que se preguntaban y yo qué diablos hago acá? En
varias películas se hace esta reflexión, en el pensamiento íntimo en medio de
una guerra que no habían decidido, que ni siquiera era suya.
Y
venía a mí el patriotismo, mi país lindo, que lo defiendo a capa y espada, esas
frases de que tu país te necesita. Hoy, para mí, palabras huecas, palabras sin
sentido tales como bandera, patria, estado, que pretenden decir mucho, pero que
en últimas no dicen nada, porque en el fondo no contienen ninguna sustancia,
solo formas.
Recordé
a Cassius Clay, luego Mohamed Alí y su renuencia a ir a una guerra sin sentido
y todo el calvario que ese estado le hizo sufrir por su decisión de tener
calzones para decir: allá no voy yo, a matar a otros que no me han hecho
nada. Y eso es lo curioso, que en esas guerras se enfrenta un cristiano que
no tiene velas en el entierro contra otro en las mismas condiciones, ambos
defendiendo conceptos vacíos. Mientras que los egos que las iniciaron y sus
respectivos séquitos están bien lejos tomando decisiones como si fueran los
amos del mundo.
Si
me preguntan hoy, conmigo no cuenten, que el problemita lo resuelvan los
tarados que la iniciaron, que sean ellos y sus hijos los que deben sufrir el
problema y nada de tildarme que no soy patriota, que soy un egoísta, que no doy
la vida por la patria, porque efectivamente la patria me tiene sin cuidado y
parodiando a Kennedy, con su famosa frase manipuladora, no me pregunten qué he
hecho yo por mi país, más bien pregúntense que ha hecho mi país por mí. (Y
seguimos preguntándonos vanamente, por qué los hijos de los jerarcas, los mismos
jerarcas y poderosos y su ralea no han prestado el servicio militar?)
Sencillamente,
conmigo no cuente y me tiene sin cuidado que me llamen traidor y desalmado, el
que armó el lío, que salga del lío, que este anónimo no va a morir por ellos, más
bien espero que la muerte se conduela conmigo y me venga por otro camino.
Entonces? ¿Crees que a mi
edad puedo tener miedo de expresar lo que pienso? ¿Con lo que yo he hecho en la
guerra por mi país? Te contesto como contestan ellos: ¡me importa un bledo!
Tomado de Google. 5c3f6ff860f97,jpg
Maurizio de Giovanni El otoño del comisario
Ricciardi
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