Ante esta situación de paros, desmadres y virus, uno no sabe qué camino seguir.
Las noticias no son halagadoras. Sí, en efecto, la situación se le salió de las manos al gobierno y parece como si hubieran olvidado las enseñanzas pasadas, pues este país ha estado en semejantes situaciones, pero pareciera que la consigna de todo gobierno es borrón y cuenta nueva y entre ellas, olvidan lo vivido. Pero así es la cosa y no hay nada nuevo bajo el sol.
Por lo visto las marchas son necesarias para hacer que los gobiernos no abusen. De igual manera las fuerzas del orden son necesarias para mantener un país tranquilo. Dos extremos que, si se viera bien, no deberían chocar entre sí. Sin embargo, siempre está otro ingrediente adicional, el que le da la sazón de violencia, los inadaptados, de uno y otro bando. Y esos son los que incendian los ánimos y hacen de la vida un infierno.
Queda uno con la sensación de no saber qué hacer, porque en medio de todo queda uno en el medio, sin saber si apoyar los paros (en cuanto piden cosas justas) o al gobierno (en cuanto uno desea tranquilidad).
En mi caso, nunca he marchado en protesta, ni en apoyo, ni nunca lo haré. No va conmigo. Y menos ahora que en cualquier momento se prende la mecha y para nada tengo alma de mártir. Lejos de mí!
Pero desde la lejanía de mi comodidad, a la que advierto no voy a renunciar, veo cómo el desmadre se va incrementando y es un pulso que ha dejado sangre, de lado y lado, pero son los daños colaterales que la historia enseña como indeseables pero que ocurren. Por desgracia. Parece que nunca mueren los vándalos, al ser profesionales, solo los lambones que estaban en el momento en que no deberían estar.
Y entonces sigo preguntándome, qué camino se debe tomar, pues de un lado queremos la tranquilidad y por el otro, que sigan las marchas de insatisfacción, pero los dos parecieran que no pueden convivir. Todo por la existencia de tanto inadaptado y por la otra de tanto fanático, que dentro de su fanatismo no se han dado cuenta que así hubiera cambios, a ellos no les favorecerá para nada, porque el que está o el que suba no se preocupará realmente por su bienestar.
Igualmente me pregunto cómo anda Chile, Perú o Ecuador, o la misma Francia, por citar algunos, luego de los desmadres que vivieron recientemente, les cambió la vida en algo o, luego de vivir esos tormentos, nuevamente están apaciguados, esperando una nueva mecha. Lo digo porque en redes sociales los citas como ejemplos de resistencia.
La respuesta solo la tiene el tiempo, el inexorable tiempo y en su momento nos dirá sus resultados, cualquiera que sean.
Lo que pasa es que hoy, con tantas idas y venidas cuya razón desconocemos o sólo podemos intuir, creo haber comprendido que en la guerra nosotros sólo somos peones sin iniciativa, a los que se utiliza y de los que se prescinde según la necesidad del momento. Comprendes lo que quiero decir?3
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