lunes, 3 de mayo de 2021

¿Y LA CALMA CUÁNDO LLEGARÁ?

Pensaba que una vez pensionado, cubiertas las necesidades, sin tener más obligaciones que las propias, la calma entraría, la paz mental sería permanente, pero resultó que no. No es cierto, el estrés es una enfermedad que le persigue a uno hasta el último momento. 

 

Saber que ya se liberaba de obligaciones en búsqueda de tiempos tranquilos. Pero imposible la paz se ve truncada día con día y el estrés se hace presente. Nada más leer noticias, ver noticieros y con ello ya se contamina la tranquilidad. 

 

Y encontrarse en medio de una pandemia con manifestaciones de protesta que desafortunadamente terminan con vandalismo, saqueo, desgracia. Unos como yo, pidiendo que a todos esos saqueadores y vándalos les pongan a raya, con la cárcel que se merecen. Otros, desafortunadamente, lamentándose porque los ponen a raya. Quién entiende a esta humanidad. 

 

Cada vez que veo horrorizado eso solo pienso en aquel vecino que tiene una panadería, una ferretería, su propio negocio, verse violentados impotentes de ver cómo su medio de vida es arrasado, por unos cuantos hijueputas, literalmente, que no deberían estar libres. Son momentos en que me pregunto cómo hay gente que los defiende, pues tengo claro que toda persona que atente contra otra o contra su propiedad pierde el derecho a exigir derecho y lo único que se merece es la cárcel, si les fuera bien, porque no hay derecho que arrasen con los demás, así se escuden en la protesta, que una cosa es la protesta civilizada y otra muy diferente los desmanes a los que se están acostumbrando. Ponerlos a raya es lo que se merecen, de cualquier manera, tal como ellos atentaron contra los que estaban en su camino. Y lo peor, en medio de una pandemia. 

 

Pero estamos como estamos y esos vándalos al parecer tienen más derecho a la protesta sanguinaria, porque según ellos, protestan –aunque siempre protestan por protestar-. De allí que mis aspiraciones a una vida tranquila se vean truncadas, a pesar de merecérmelo. Hamponcetes que todavía creen que si la guerrilla llega al poder van a tener mejor vida, nunca la tendrán, porque esos otros ni saben gobernar ni buscan una mejor convivencia, todo lo contrario. 

 

Por ello, nada más resta que... sí, solo resta gritarles: muchos hijueputas! 

 

Ricos y pobres, daba igual. Los ricos eran cínicos e indiferentes, y los pobres los envidiaban, soñaban con ser como ellos, para poder ser peor que ellos…1  


Tomado de Facebook
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(1) Marco Vicchi. Muerte en Florencia. 



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