Rubén Blades lo expresa en un párrafo: ¡Tapate!/ (Cada día) - ¡Tú veras! / (Alguien pierde, alguien gana)/ (¡Ave María!)/ (Decisiones, todo cuesta)/ (Salgan y hagan sus apuestas)[1].
Sí, tal vez lo
mencioné en otra oportunidad, pero me reitero, todos los días son decisiones y
así me vi cualquier día que pasó. Verme en una esquina pensando si tomo la
derecha, para ir a casa o la izquierda, para ir al mercado. Mirar al cielo,
para que me ayude a decidir, no por la influencia divina, sino por las nubes,
señaladores que indican si, según su negritud, tomo hacia la derecha o hacia la
izquierda, con posibilidades de equivocarme, teniendo en cuenta que en materia meteorológica
no soy acertado, como no lo son quienes lo predicen. Y con posibilidades de
equivocarme en la decisión, porque nadie asegura que las decisiones que se
tomen resulten o no acertadas, solo después de ejecutadas es cuando uno puede
vanagloriarse o maldecir, pero en eso radican las decisiones, en saber aceptar
las consecuencias, porque todo ha de tener consecuencias, así sea en la
nimiedad a la que me he referido.
Y entonces en
mi ayuda acude Julio Iglesias[2]
y me consuela, con aquello de que: Al final las obras quedan las gentes se
van/ Otras que vienen las continuarán/ La vida sigue igual.
Sí, al final la vida sigue igual,
con una curiosidad notada a último momento, en ambas canciones, el título nada
más es eso, un espacio simple, dentro de otro contexto, mucho más largo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario