Una historia tal vez mal contada, de pronto una historia con mal final, un fallo judicial tal vez injusto, así fuera divino. Para este caso, me baso en la historia contada por dos libros, respetables, según dicen algunos. La Biblia[1] y el Libro de Urantia[2]. Ambos cuentan la historia, sin saber si realmente es historia y son respetables, porque así lo sostienen algunos. No estoy seguro de ninguna de las dos afirmaciones, pero así la leí.
Y
viene la famosa frase bíblica: 9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él
respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? (sería que una respuesta en ese tono es pecado, mas
tratándose de Dios?) Aunque ya vimos que Dios le tenía también su tirria a Caín.
Y siendo Dios el juzgador, cómo recusarlo y ante quién, por aquello de la
manifiesta enemistad entre juzgador y juzgado, tal como ha quedado escrito?
Buena pregunta, me digo y la consecuencia, falta de imparcialidad del juzgador.
Pero sigamos: 76:2.7
(849.1) De la muerte de Abel supieron sus padres cuando
sus perros llevaron el rebaño a casa sin amo. Para Adán y Eva, Caín iba
convirtiéndose rápidamente en el sombrío recuerdo del desatino de ellos, y le
alentaron a decidirse a abandonar el jardín. 76:2.8
(849.2) La vida de Caín en Mesopotamia no había sido
feliz que digamos, ya que, de manera tan particular, él era símbolo de la
falta. Esto nos lleva a pensar que la discriminación contra Caín también
provenía de los padres, al que consideraban que no era tan bonitico como el
Abel. En Urantia[4]
hay una interesante referencia al medio en que se educaron y a las condiciones
ambientales que definieron el carácter de cada uno, que puede llevar a
exculpación, modernamente hablando.
Y llegando al final de la historia, Dios (o Jehová, como se
prefiera) sin fórmula de juicio lo expulsó de las tierras paternas: 11Ahora,
pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano
la sangre de tu hermano. 12Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante
y extranjero serás en la tierra. Bonita
sentencia, al menos en Urantia dice que fueron los padres (Adán y Eva) los que
lo sacaron corriendo de la tierrita.
Y me sigo preguntando, en dónde quedaba la bondad
del señor Dios? Sin juicio y maldiciéndolo sentenció. Ni siquiera le oyó en
descargos, ni decretó pruebas, ni se tuvieron en cuenta los exculpantes ni
atenuantes. Sentencia a rajatabla y sin apelación, ni recurso alguno adicional,
no como ahora que se usa (y abusa). En términos actuales, Dios actuó de manera
irresponsable administrando justicia, no respetó los derechos de Caín y éste,
creo yo, hoy merecería una indemnización bien justificada, por falta de la
aplicación de la debida justicia.
Eso se llama justicia divina. Y por último me
pregunto si así será el juicio final; si así es, me jodí!
Dios
no era amable ni misericordioso. Dios era un monstruo más perverso que el
demonio, el cual, por lo menos, no hacía alardes de virtud.[5]
—¿Quiere que le diga una cosa, padre Barbera? Yo a veces me pregunto qué pruebas tenía Dios para acusar a Caín del homicidio de Abel. (6)
[1] https://www.bible.com/es/bible/149/GEN.4.RVR1960
[2]
https://www.urantia.org/es/el-libro-urantia/documento-76-el-segundo-jardin
[3] En este punto la Biblia es más bien parca e induce a
pensar en premeditación de parte de Caín: 8Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció
que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo
mató. Así no más. Una versión más bien
endeble y parcializada, me digo.
[4] 76:2.6
(848.6) El análisis de la conducta de Abel
establece el valor del medio ambiente y la educación como factores en el
desarrollo del carácter. Abel tenía una herencia ideal, y la herencia forma los
cimientos de todo carácter; pero la influencia de un ambiente inferior
neutralizó virtualmente esta magnífica herencia. A Abel, mayormente en edad
temprana, le afectó considerablemente su ambiente adverso. Habría llegado a ser
una persona totalmente diferente, si hubiese vivido hasta los veinticinco o
treinta años; su espléndida herencia, en este caso, se habría dejado ver.
Aunque un buen ambiente no puede contribuir gran cosa a sobreponerse en rigor a
los defectos del carácter de una herencia vil, un ambiente malo puede dar al
traste de forma muy eficaz con una excelente herencia, a lo menos durante los
primeros años de la vida. Un buen ambiente social y una educación adecuada son
factores indispensables para hacer que se aproveche al máximo una buena
herencia.
[5]
La huida de Morgan. Colleen McCullough.
(6) El miedo de Montalbano. Andrea Camillieri.
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