Todos, todo el mundo. Palabras cobardes que permiten escondernos tras ellas.
En contraste, la palabra nunca,
nunca se debe pronunciar, ni cuando es juramento, ni cuando es promesa, porque
es palabra equívoca, tal como lo es juro o te lo prometo.
Nos
vemos, nos hablamos, me llamas.
Si no es cita amorosa, implica silenciosamente distanciamiento, entendido
implícitamente por ambas partes. Así es.
Fueque, otra palabra que implica mentira
oculta o en búsqueda de exculpación que le libere de la carga.
Mientras
que la palabra esperanza, es eso, esperanza que tomada con fe, nos deja
más tranquilos.
Sigo pensando en cómo son las palabras, cuando son dichas, diferentes a cuando solo son pensadas.
Le pareció que las biblias eran un buen
añadido. Las biblias apaciguaban a la gente, cuando deberían estar en alerta
máxima[1].
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