Resultan también peligrosas, como aquella que uno no sabe si es una amenaza o una autorización: tú verás…es cosa tuya…
Por mí no le doy permiso, pero
pregúntele a su papá… Sí pero no, pero en cualquier caso, implícita lleva
la delegación de responsabilidad o, si se quiere, si algo sale mal, ya se sabe
a quién echarle la culpa.
Pues se atiene a las
consecuencias… Fatal sentencia y peor, cuando se abstiene de las
consecuencias, la cáscara que se viene: Y por qué no lo hizo?
Ambiguo: Que puede
entenderse o interpretarse de diversas maneras. Y la
falta de capacidad de hacer una buena pregunta (no refutable, claro está) nos
lleva a que también significa: Que actúa con poca decisión, seguridad o
firmeza. Es decir, ambiguas tanto pregunta como respuesta, es decir, está
jodido por lado y lado!
Son frases
amenazantes, son traidoras, son, en una palabra, frases dominadoras, a cuyo
yugo es difícil de obtener la liberación, porque siempre dejan ese dejo… ese
dejo de culpabilidad, de culpabilidad de haber obedecido o de haber
desobedecido.
Qué ambigüedad tan
berraca, me digo.
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