miércoles, 27 de abril de 2022

ETIQUETAS

             Desde niños fuimos creando etiquetas, supongo que siguiendo el ejemplo de nuestros mayores y no sé hasta qué punto, de la misma manera, generamos en nuestros hijos etiquetas similares o adicionales, por el paso de generación.

 

            Etiquetas que iban escondidas con frases tales como: Esos no son de buena familia. Lástima que en esa familia haya un marica. Esos son unos levantados. Ni estudios tienen. Son negritos aunque el menor es al menos agraciadito. Esa, ni le cuento lo que dicen por ahí de ella. Pueden tener plata pero no cultura. Ojo con ese que es medio raro.

 

            Y uno las creía como verdad sabida, porque las decían los mayores. Afortunadamente los tiempos han cambiado y con el tiempo hemos ido desprendiéndonos de muchas de esas etiquetas, al menos yo, afortunadamente y, en general, hemos ido evolucionando y ya aceptamos los cambios y no nos escandalizamos como antes, al menos yo. Especialmente en todas aquellas etiquetas que hacían énfasis en materia sexual, aunque la puta lo sigue siendo, pero el saber que una persona es marica, lesbiana, hetero o LGTB, equis, ye o zeta nos está dejando sin cuidado, porque ya no es tan ofensivo como antaño lo fue. Son aceptaciones que hay que aceptar, aunque eso sí no dejarán de molestarme esas locas que se pasan, con ademanes, con gestos que sinceramente no puedo aceptar, si he de confesarlo. De resto, cada cual haga su vida como le parezca.

 

            Supongo que de igual manera, así como nos hemos quitado de algunas etiquetas, habremos caído en otras, diferentes, nacidas de la misma modernidad. Como por ejemplo, la de los muchachitos que se llaman influencers y que en un momentico hacen un platal por decir o hacer estupideces y que al haber alcanzado esa meta se vuelven insoportables, desagradables y que creen que para ellos no hay ley ni dios. Es una etiqueta nueva de la que no he podido deshacerme, porque físicamente me es imposible.

 

            Dije que me he ido quitando etiquetas, pero no me busquen la lengua, no me saquen la piedra, porque ahí las etiquetas vuelven a su puesto y yo emputado, seguro que gritaré: Calvo hijueputa (siéndolo yo), maricón de mierda (sin saber si lo soy), negro desgraciado (aunque frente a un danés lo soy) y gorda levantada (sin verme la barriga). Pero eso son solo maricadas mías, me digo.

 

En realidad, ¿qué sabemos de las personas que nos rodean? Creemos que las conocemos, pero la verdad casi siempre nos sorprende.[1]

Tomado de Facebook.
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[1] Antes de que hiele. Henning Mankell.

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