En un mismo día de aburrimiento me dediqué a ver diversos programas y películas de la televisión en cable y me llamaron la atención varios comentarios captados al azar, el primero de ellos nada qué ver con las redes sociales, pero sí con el aburrimiento:
Eso
(las fábricas) revolucionó el tedio en el lugar de trabajo y el sinsentido del
ser humano.[1]
En efecto, pensar en el trabajador que durante todo el día, toda la semana,
todo el mes y todos los años que labore en ella tenga que hacer la misma tarea
rutinaria, coger de aquí, poner allá, coger aquí, poner allá, es casi como la
vida del celador, en que el aburrimiento es la rutina diaria. Y hablando del
nacimiento de las fábricas especialmente cuando los hombre se iban a la guerra
esos obreros debían ser reemplazados y así: La humanidad había descubierto
un nuevo tipo de hombre: la mujer[2].
Qué ironía.
Y
entrando en materia: Los smartphones revolucionaron la forma en que los
humanos interactúan, brindaron una forma socialmente aceptable de ignorar a
todos los que nos rodean. Qué más se podría agregar?
Pero no estamos solos. Gracias a
las redes sociales, hoy es más rápido y fácil relacionarnos con miles de
personas por algo tan tonto como la foto de un gato o el ritual de humillar a
un desconocido[3].
Desafortunadamente las buenas frases no salen de mi inspiración. Esas redes saben
lo predictivos que somos. Me hizo pensar en la dualidad de cualquier objeto, independientemente
de si se concibió como una buena idea para la humanidad pero que termina con su
opositor, la mala sangre. El cuchillo se inventó para cortar, pero sirve para
matar. Igual que la dinamita, por citar unos solos ejemplos. Y curiosamente, la
sicología que pretendía conocer el cerebro, el comportamiento en busca de
mejorar situaciones humanas terminó estudiando su comportamiento para poder
manipular las masas y al individuo mismo y de ello se aprovecharon las redes
sociales, entendidos por los dueños de ellas, por solo negocio que de por sí
representan las ganancias y que para tal efecto contratan los sicólogos de
comportamiento para que les ayuden a manipular usuarios y solo con el fin
exclusivo de hacer más plata.
Y
sabemos que es así, lo criticamos, nos emberracamos pero no hacemos nada,
seguimos usándolas y todo sigue igual y al parecer la dosis de dopamina diaria
es necesaria para poder sobrevivir el día a día. Somos manipulados, pero no nos
importa.
De
constructores han terminado de destructores de la humanidad y me pregunto si no
serán las redes sociales del estado actual de las cosas?
Otra vez comprobaba cómo la historia y la
vida eran una maraña de hilos en la cual nunca se sabía dónde se cruzaban y
hasta se anudaban determinadas hebras, para darle forma a los destinos de las
personas y hasta a las historias de los países.[4]
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