miércoles, 10 de enero de 2024

ENCONTRÉ MI OBJETIVO

                Si alguien lo afirmara con contundencia, creo que lo hace porque no es objetivo, se está dejando llevar por lo subjetivo y de ser así, vale la pena que me lo explique.

                 Qué objetivo? Cuál objetivo? En la vida cuál es el objetivo, me sigo preguntando, si el final, como el comienzo, siempre es igual, aunque uno siempre está aspirando a algo mejor, a lo mejor de la vida, pero el azar o el destino tienen su camino definido, a pesar de nuestras intentos o insistencias y siendo así siempre está oculto a nuestros ojos.

                 Filosofar es vivir, leí. Filosofar no cuesta nada, me digo y por eso me puedo dar el lujo de divagar.

                 Objetivo? Es que la vida tiene un objetivo? El único que podría ver es que el objetivo es simple, es vivir, como buenamente se pueda, con las promesas de la fe, de la esperanza, de que sea una buena vida, a pesar de que el camino esté lleno de sorpresas, porque sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas, predica Rubén Blades.

                 Claro que me puedo fijar una meta, un objetivo, alcanzable o no, aunque generalmente no lo es. Quisiéramos ser felices siempre, pero no siempre lo logramos y cuando lo somos, es demasiado efímero, se evapora en cualquier momento y surge la añoranza, como si fuera un objetivo, perdiéndose el objetivo.

                 Sé que ya empiezo a divagar y por eso termino pensando: Y si no hay objetivo?

                 Mejor dejarse llevar del destino, previamente escrito y delimitado milimétricamente, para qué luchar en tal caso, pudiéndose dejar llevar por él, sin deprimirse, si se quiere ser objetivo, si ello es posible.

 

—Cotidie morimur, cotidie conmutamur, et tamen aeternos esse nos credimus —dijo lentamente, para traducirse pocos segundos después a sí misma—. «Cada día morimos, cada día cambiamos, y sin embargo nos creemos eternos».[1]

Tomado de Facebook
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[1] Puerto escondido. María Oruña.

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