lunes, 22 de enero de 2024

IA

                 No nos podemos oponer a los avances tecnológicos, suceden porque suceden, así uno no lo quiera. En algún momento pensé que cuando no tenga tema para escribir, simplemente le digo a la inteligencia artificial que se encargue de hacerlo por mí, ya que la pereza me pudo.

                 Para el efecto basta con señalarle los parámetros que debe tener en cuenta para escribir lo que sea. En mi caso, los parámetros serían: blog, no más de una hoja tamaño carta, un tema determinado, incluir sarcasmo e ironía, un poco de mala leche y un chiste malo. Y como por arte de magia saldrá el respectivo escrito y como es inteligencia artificial, a más escritos que encargue más va conociéndome y supongo que irá mejorando la redacción. Algún día lo intentaré, quien quita que me quite la maña de estar escribiendo bobadas y me vuelva inteligente gracias a un escritor fantasma.

                 Esto me llevó a pensar que los escritores, los verdaderos escritores, se irán desvaneciendo en el tiempo pues ya para escribir un tratado o una novela bastaría con darle parámetros a la inteligencia artificial y ella se encargaría de darle vida a una historia que no pudo ser escrita por algún ser humano. De lo que se perderá la humanidad, inteligente, claro está.

                 Y ahora, en aspectos de arte, una máquina puede reproducir fielmente un cuadro famoso, basta con la computadora y la impresora, eso es todo. Y la creatividad será dada a la inteligencia artificial que, tal vez, logre superar al ser humano artista y de lo que se perderá la humanidad, inteligente, claro está.

                 En otros aspectos, esa inteligencia sería interesante. Como por ejemplo, que desaparezcan los jueces y sea un computador el que decida, porque será objetivo (dadme los hechos y os daré el derecho, dijo alguna vez Ulpiano, si mal no recuerdo). A menos, claro está, que se deje sobornar con una reprogramación adulterada, que es otro cantar. Pero sería más interesante la justicia, de eso estoy seguro. Y oportuna, para más piedra.

                 Así que, aunque ya lo están haciendo algunos, vale la pena pensar lo que harán las próximas generaciones cuando se vean invadidas de inteligencia artificial, pero con lo perezoso que es el ser humano, ni le parará bolas; aunque también, con lo tramposo que es, le meterá la mano para hacer de las suyas. Vaya uno a saber.

                 Claro, todo son disquisiciones vacías de un anciano desocupado. 

Cada libro, cualquiera, es insustituible, cada uno tiene una palabra, una frase, una idea que espera por su lector.[1]

Tomado de Facebook
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[1] La neblina del ayer. Leonardo Padura.


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