viernes, 17 de octubre de 2025

VÍA AL LLANO

             No soy ingeniero, ni pretendo serlo pues las matemáticas no van conmigo. No sé de finanzas, tampoco me van las matemáticas. No soy un genio (aunque quisiera serlo), soy una persona normal o más bien un viejito pensionado que como no tiene nada qué hacer, me dedico a echar globos y a escribir barbaridades.

             El problema de esa carretera la he oído desde que era niño y viene desde hace más de sesenta años, es como si solucionaran los problemas haciendo la obra donde no debería hacerla. Como si fuera un gran negocio, para unos pocos, claro está. Por eso no soy político, tramposo no soy, o al menos eso creo.

             Me preguntaba cuanto costaba cada año los problemas que tiene esa vía, no corrigiendo los errores sino en volver a cometerlos sin una solución final, sabiendo desde hace más de sesenta años cuáles son, en cuyo tiempo se han enriquecido unos pocos, jodiendo a los demás.

             Supongo que amanecí inteligente y me preguntaba si el terreno es tan frágil e inestable, si la carretera vive cediendo por cuestiones climáticas, si hay tanto deslizamiento, es que a nadie se le ha ocurrido construir toda la carreta con viaductos, en construir en piso firme, si es que lo hay, invertir de una sola vez, en vez de andar con pañitos tibios. O es que tampoco se puede. Más de sesenta años enseñando que esa carretera no sirve por esas razones y más de sesenta años de políticos que insisten en hacer lo que no se debe hacer, lo que la naturaleza claramente les ha dicho que no se puede. No es eso una estupidez más de los colombianos que tienen el poder de corregir los errores y de cambiar las cosas.

             Definitivamente no entiendo y eso que no soy ingeniero, por lo que no sé si mi opinión es valedera, pero… 

Mi madre siempre me decía que existe una línea muy fina entre el nunca y el siempre. —Will parecía confuso, así que Sara se lo explicó—. Una vez que has hecho algo malo es más fácil volver a hacerlo otra vez, y luego otra, y sin darte cuenta empiezas a hacerlo de manera habitual sin que la conciencia te remuerda por ello.

—Depende de ti. Si no te gusta cruzar esa línea, no vuelvas a hacerlo. No permitas que se vuelva fácil.[1]

 




[1] El número de la traición. Karin Slaughter.

miércoles, 15 de octubre de 2025

¿HASTA DÓNDE?

             Me preguntaba hasta dónde llegaba la estupidez de los colombianos (aunque para ser sinceros diría que de la humanidad, porque pasa en cualquier país). Nos vamos a matar por culpa de los palestinos. Los desmanes llevan a pensar qué es lo que está pasando (fuera de la eterna polarización presidencial, que no se sabe qué interés oculto tiene con Hamás).

             Palestina queda en nuestras antípodas, o por ahí cerca, no tenemos mayores relaciones con ellos y más pobreza y hambre hay aquí en Colombia (al menos más que en el otro lado si se permite a uno suponerlo) como para estar preocupados por Palestina.

             Que tienen hambre, aquí también. Que hay guerra, aquí también (aunque nadie se haya dado cuenta o ya nos hayamos acostumbrado suficientemente) y también en Ucrania, pero como esa guerra ya es un hábito pasó de moda (como la de acá) y no es que se hayan levantado mucho las voces gubernamentales a esta situación, a pesar de que los ucranianos tienen derecho a esa defensa al haber sido ocupados a la brava por el loco del Putin, que fueron los que lo invadieron (a diferencia de Palestina).

             En Palestina fueron ellos los que empezaron el pedo, como diría cualquier mejicano, sin explicación, por un grupo extremista peligroso, pero aquí estamos más preocupados por los extremistas que por los ucranianos y aún más que de lo que pasa al interior de nuestro país.

             Por eso no me explico la estupidez de los colombianos y menos la del comportamiento gubernamental. Y lo que quiero precisar es que por apoyar esa causa estamos entrando en el vandalismo por un asunto que sinceramente no nos interesa, tenemos más problemas internos como para preocuparse por el resto del mundo.

             Insensible soy? Tal vez, o sí y? Qué puedo hacer por los niños africanos que se mueren de hambre (salvo enviarle diez pesos de limosna) si no puedo hacer nada por los de la Guajira (salvo enviarles una limosna para recibir indulgencias plenarias, por cosa de la caridad según enseñaron los curas). Y recuerdo que desde que tengo recuerdos siempre nos han pedido plata para alimentar a alguien en las antípodas de este mundo, menos para los nuestros.

             Seamos realista y dejemos la estupidez de estar mirando donde no debemos y centrémonos en lo que sí es nuestra responsabilidad.

                Curiosamente leí en un artículo de prensa otra verdad que no se quiere oír: “¡Ponen una bandera de Palestina en @Uniandes! Impresionante la hipocresía: se preocupan por una guerra a 10 mil km, mientras aquí hay niños muriendo de hambre o siendo reclutados por las guerrillas. Como descendiente libanés lo digo con claridad: antes de ‘salvar’ Medio Oriente, ocúpense de salvar a Colombia”, escribió Cárdenas.[1] (Menos mal no estoy solo).



[1] https://www.elcolombiano.com/colombia/petro-responde-estudiante-critica-bandera-palestina-universidad-andes-hipocresia-genocidio-IH29847719

             He dicho (y he desahogado mi alma). 

Me contestó que el futuro es un espejismo. Que parece bonito de lejos hasta que uno se acerca y ve que es la misma mierda que el presente. [1]

Tomado de Facebook
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[1] Los amantes de Hiroshima. Toni Hill.

lunes, 13 de octubre de 2025

¿TANTA MARICADA PARA QUÉ?

             Con tanta maricada actual a lo único que nos va a llevar es al caos. Espero no se ofendan, pero si lo hacen, problema de ustedes.

             Discriminación, desigualdad, persecución, de lado y lado, de los que están a favor como de los que no, con tanta distinción sexual que viene apareciendo por estas épocas me lleva a pensar que sólo el caos nos liberará de la carga.

             Antiguamente había una sola forma de denominarlos: maricas (o locas para ser más ofensivos) o mujeres raras (para no ser tan expresivo, éramos más delicados). Hoy las denominaciones son un sinfín. Me preguntaba cuántas formas de sexualidad había (antiguamente eran hombres y mujeres y los raros, que no eran muchos, al menos visiblemente). Me atreví a consultar al doctor Google y me dijo que de un lado había cinco formas: hetero, homosexual, bisexual, pansexual y asexual. Pero agregaba que había cuatro más: polisexual, demisexual, grisexual y queer y eso que faltaba por mencionar al trans, al trangénero, trasvesti, intersexual, heterocentrista, queen, endosex que pueden ser lo mismo pero que, al parecer, les gusta distinguirse cambiando la denominación, siendo lo mismo, y qué decir del abrosexual, la relación abierta, androsexual, antrosexual, cisgénero, género fluido y no sigo porque no termino. Naturalmente no me pregunten qué significa cada uno de ellos porque sinceramente dejé de entenderlos, las vertientes me marearon y como queda claro yo soy de otra época, donde se eran hombres y mujeres y los raros. Por eso y por salud mental decidí no entender, ni confirmar, porque todo ello lleva en algún momento a ser discriminatorio, ofensivo y que, para colmo de colmos, entre ellos mismos existen sus rencillas (lo natural entre seres humanos) y todos terminamos siendo discriminatorios y discriminados.

             Es todo un acabose y como cuando no tenemos ningún argumento adicional de defensa o de explicación, porque no la tengamos realmente o porque vemos que la terquedad ajena se cierra a entender y se cierra a no entender argumento, es cuando se llega a los extremos en que las personas normales, o los que eso aparentamos, terminamos más discriminados, aunque se tenga el derecho. Eso me lleva a recordar que alguna vez, más de una, diría, la señora vicepresidenta que teníamos, al haberse quedado sin argumentos, dentro de su propia ignorancia, alegó que la perseguían por ser negra (vaya argumento). Eso por el color de piel. O cuando se obligó por ley a la igualdad de cuotas en el poder para las mujeres; otro adefesio que se impuso porque no se tenía en cuenta la inteligencia sino la situación, pues resulta que en muchos casos no estaba la persona indicada y tocaba a la brava cumplir con la ley, por lo que se terminaba tildando al hecho de machista, pero qué se le va a hacer.

             Y para cerrar en medio de este caos, cómo se podrían repartir esas cuotas cuando a esos grupos y subgrupos de los citados inicialmente exijan representación igualitaria en los puestos del gobierno? Y eso que no menciono en profundidad al ministro(a) que nombraron pero que dijo que era marica (palabras textuales) y lo desnombraron para el equilibrio de poder, pero que después nombraron y que dijo que no era marica sino mujer, pero que sí, pero que no, lero, lero. Lo que hay que ver. Y veremos cómo sería una pelea entre ellas o ellos, una pelea de locas, que es cosa seria.

             ¿Con tanta maricada no sería lo más prudente identificarnos simplemente como seres humanos y dejamos la güevonada? (nótese la irascibilidad con que ya ando).

             Me metí en honduras pero asumo lo dicho y, es más, me tiene sin cuidado cualquier título que quieran endilgarme, desde machista, racista, segregacionista y todos los demás, pero eso sí, todo menos izquierdista. 

Se os han dado tierras para instalaros como colonos. Dedicaos a trabajarlas en lugar de tratar de vivir de los subsidios sin hacer nada.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Alarico La agonía del imperio. Blas Alasio.


viernes, 10 de octubre de 2025

EXTRAPOLACIÓN

            Los recuerdos se congelan y esa percepción de antaño es la que queda grabada como si los años no pasaran. A pesar de los años que pasan y pasan pero la imagen del recuerdo es la que queda grabada.

             Pasan los años y cuando el recuerdo regresa, lo que uno avizora es la imagen que se quedó en el recuerdo. La persona (o si se prefiere, la imagen de esa persona) que quedó en aquella grabación hace décadas, al verse nuevamente en la vida presente parece irreal, porque el recuerdo intenta imponerse. Es como el espejo, creemos que aún somos jóvenes pero al vernos frente al espejo no nos reconocemos y lo que vemos reflejado en nada se parece a la imagen del recuerdo, aquella que quedó grabada en nuestra juventud.

             Unas veces nos desilusionará, otra traerá descarga de notelopuedocreer. Así nos vemos, así nos ven, en el recuerdo, cuando traído a la actualidad, una mera realidad, será por eso que prefiero no verme con personas que hace décadas no veo, para evitar el choque entre realidad y recuerdo. 

—¿No tendrá por casualidad que ver con la llegada de tus cincuenta? Demonios los cincuenta son la flor de la vida, yo lo sé bien, tigre; ya llevo aquí un año.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Casos de archivo. Bill Pronzini.


miércoles, 8 de octubre de 2025

¿ERES FELIZ?

             Una pregunta que me atreví a hacer. Como siempre que se hace la pregunta surge la respuesta correlativa de que qué es ser feliz, que la felicidad es transitoria, y blablablá, la natural respuesta ante lo que no se tiene respuesta inmediata, por lo que en un momento de lucidez paré la respuesta que estaba obteniendo y se me ocurrió decir que cambiaba la pregunta por esta otra: Estás satisfecha con tu vida?

             Mutis en el foro. Esta pregunta sí generó un silencio, elocuente, en su mayor parte, inquietante, en la otra. Pregunta que desarma, que invita a la reflexión y por tanto no genera respuesta inmediata, porque es de esas que hay que saber rumiar y que no condensa un instante sino todo un recorrido de vida.

             Eso me llevó a pensar que todo se reduce a la forma como se hace la pregunta. Por ejemplo, nunca se le ocurra preguntar a la pareja si es feliz conmigo (ese migo no soy yo, sino el que pregunta, aclaro, yo ya aprendí a no hacer determinadas preguntas cuyas respuestas pueden no ser lo que quisiera que fueran o que me pueden incomodar, demasiado). En fin, la respuesta en un caso así puede ser hipócrita, generalmente; pueda que sea asertiva en ese momento, porque es el momento, pero no será demasiado sincera, en cualquier caso.

             Estoy satisfecho con mi vida? Sin mayor silencio, me respondí que a esta edad y evaluando todo el tiempo, lo estoy, que hubiera querido que hubieran sucedido otras cosas con mi vida, claro está, pero no sucedieron y no se puede hacer nada para recomponer el pasado, así que debo seguir con la vida con la satisfacción de que me ha ido bien y no hay mayor cosa de qué arrepentirme, (aunque sí de una que otra cosita, debo aceptarlo).                                             

—Hágame un favor. —Ese era siempre el preludio del final—. De aquí a la próxima sesión intente concentrarse, al menos durante un rato cada día, en lo que tiene. Bueno o malo, pero en lo que compone su vida; no en lo que le falta.[1]




[1] Los buenos suicidas. Toni Hill.

lunes, 6 de octubre de 2025

ACEPTACIÓN

             Se me ocurrió pensar en que nunca nos enseñaron a aceptarnos tal cual como éramos y, hoy, me refiero a la apariencia física. Nunca nos enseñaron a aceptar lo que somos, feitos, pero ya se sabe que toda arepa tiene su tiesto.

             Muy por el contrario, supongo que desde muy niños nos dijeron lo bonitos que éramos, pues eso es lo que dice toda madre, a pesar de lo feo que realmente se sea.

             No somos tan lindos como nos dijeron nuestras madres y ahora de viejos, menos, los achaques no vienen solos. Las madres pueden engañarnos, los espejos no.

             Que el pelo es demasiado crespo o muy lacio. Que es muy negro o tiene la cara aindiada, que los pies son muy feos o que es muy quijarón.

             Y por su parte uno piensa que así nadie me va a querer, a pesar de que la historia demuestre lo contrario, pues cada tiesto tiene su arepa, como ya dije. Nada más ver a alguien apuesto con novia fea o novia bonita con esperpento a bordo. Y ese complejo de belleza y el reconocimiento de la fealdad, por supuesto, hacen que la aceptación de uno mismo se vea por los pisos. Quién se va a fijar en mí, se dice en la juventud y en la vejez se sonríe uno pícaramente recordando que la fealdad tuvo sus resultados.

             Hoy, en la vejez, cuando ya no se tiene nada qué perder, piensa uno en que qué lástima que no le enseñaron a aceptarse tal como la naturaleza había destinado, tal vez hubiera sido otro cantar. 

Ahora ya me había puesto como loco, en parte porque me sentía culpable, lo cual era una estupidez porque no tenía nada de que arrepentirme.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Sombras en la noche. Bill Pronzini.


viernes, 3 de octubre de 2025

HAY AMORES

 

            Hay amores, ay amores!

 Efímeros y eternos.

 Nostálgicos, mientras otros han sido olvidados.

 Intrascendentes o permanentes. Apasionados, despojados, desmembrados.

 Amores cautivos, olvidadizos, enojadizos y hasta resbalosos.

 Amores de lejanía, de esos imposibles.

 Amores de cercanía, peligrosos, revoltosos y hasta angustiosos.

 

Pero no hay como aquél que no se puede olvidar, porque es el que perdura y madura, porque el que no se puede recordar es mejor olvidar. (2)

 Ay amores! Sí, hay amores! 

Acepto las circunstancias por lo que son, no por lo que quisiera que fueran. [1]

JHB 06-08-2025 MADRID  (118)


[1] Serie New Amsterdam. T-1, E-8.

(2) Nótese en la lectura los gestos realizados, sonrisa picarona, rabia y reminiscencia, todas haciendo su aparición de acuerdo al renglón leído.


miércoles, 1 de octubre de 2025

BAÑO

            Entré al baño desprogramado. Es decir, sin celular. La espera se hace más larga. Mirar de aquí para allá, de arriba abajo, totalmente desprogramado, solo con mis pensamientos.

             Eso me llevó a pensar la época de mi juventud en el baño de la casa. Muchas personas para un baño, pero había momentos en que no tenía movimiento. Esos eran los que se disfrutaban, al no tener la presión del llamado. Se entraba con un libro y en último caso con la lectura que le proporcionara el periódico que servía para el secado del piso, así fueran los anuncios clasificados, una forma de pasar el tiempo.

             Y ante la desprogramación me dio por pensar en que uno entraba a orinar y duraba algo de tiempo que no superaba el minuto. Si era otra la necesidad, el tiempo de evacuación determina la estadía.

             Hoy, entrando con celular en mano, hace que los tiempos sea muy diferentes y para el que está afuera es una eternidad, para uno es el entretenimiento del celular, donde el tiempo no vale.

             Igualmente me preguntaba sobre todo lo que un baño pudiera contar y todos los pensamientos reflexivos e irreflexivos que se podían tener, iba a decir a mano, pero eso es ya otra cosa. Y hasta se volvía uno cantante mientras se bañaba, a pesar de la voz de tarro habitual.

             Volví a mi juventud, cuando se fumaba a escondidas en el baño y luego las peripecias que se necesitaban para que el humo saliera por la ventana, sin dejar muestra de nuestra debilidad. Me veo en alguna oportunidad, toalla en mano, batiéndola para dispersar ese olor a cigarrillo, creyendo que al salir ya se había evadido, ilusiones de uno.

             En vano sería contar todo lo que un baño puede contar, pues es la imaginación de cada uno lo que el recuerdo le quiera traer. 

Un nuevo año, otro año… pero en realidad nada cambia. El paso del tiempo es inexorable, pero el hombre es una constante, no cambia: ama y odia, vive y muere igual que hace milenios. Sus acciones están gobernadas por las mismas emociones; las mismas cosas, en esencia, le deleitan o repelen, asustan o entristecen. Los escogidos aún son los escogidos, los solitarios siguen siendo los solitarios. [1]



[1] Desaparecido Bill Pronzini.




lunes, 29 de septiembre de 2025

LO QUE SON LAS COSAS

             Hay un caricaturista argentino fino, creativo, certero, en mi opinión. Dice las cosas que nadie quiere oír y menos cuando van dirigidas a uno.

             Para la muestra un botón:

 


 

Y si de relaciones interpersonales se trata, dice las cosas sin rodeos, tal como son, tal como las pensamos pero que nos abstenemos de decirlas, por el temor al qué dirán, o, simplemente por cobardía, como nos estamos acostumbrando ahora.

 







Tantas verdades dichas en unas pocas palabras, pero en nuestra terquedad no queremos comprenderlas o simplemente la cobardía no nos deja expresarlas.

 


 


 


            Así son las cosas, qué le vamos a hacer.

 


 

 

Pensó: ¿qué me pasa? ¿Por qué ya no puedo ponerme en buenos términos conmigo mismo?[1]



[1] ¡Pánico¡ Bill Pronzini.

viernes, 26 de septiembre de 2025

SINCERIDAD

             La sinceridad ha muerto, no sé cuándo se perdió, pero hoy se cambió por otra forma de decir, que dejó de ser sincera, se volvió de sentimiento oculto, de trasfondo entendible pero no dicho, para no ofender. Tal vez por eso algunas veces paso por grosero, al sentir que soy sincero diciendo las cosas tal como me parece que son.

             Nuestra evolución no sé a dónde va a llegar, pues ya no es dable decir las cosas como son, hay que cumplimentarlas, adjetivarlas, embellecerlas falsamente para no herir los sentimientos ajenos.

             A eso hemos llegado y no sé cuándo murió la sinceridad, ya es cosa del pasado, como las buenas maneras, el saludo cordial, la cordialidad misma y vea pues que por dejar de ser sinceros nos hemos vuelto hipócritas, no vaya y se ofendan y nos retiren su amistad, como si de algo valiera esa amistad moderna, de red social, llena de personajes que realmente ni nos interesan ni nos importan. 

Eso se llama modernidad.  

… mientras pensaba en la falta de pudor que delataban esos diarios del siglo veintiuno. Los antiguos, los de papel, eran algo privado, algo que solo leía el interesado y en los que, por tanto, podía volcar todos sus secretos. Ahora la vida privada se exhibía en la red, lo cual, estaba seguro, imponía cierta censura a la hora de escribir. Si uno no podía ser absolutamente sincero, ¿para qué molestarse en escribirlo? ¿Eran una llamada de atención al mundo? ¡Eh, escuchad, mi vida está llena de cosas interesantes! Haced el favor de leerlas…(1)


Tomado de Facebook
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(1) Sombras en la noche. Bill Pronzini.

miércoles, 24 de septiembre de 2025

CARETA


             Somos, pero lo ocultamos muy bien. Somos producto de nuestra época.

             Somos racistas, así lo neguemos. Pero hoy es imposible reconocerlo. Sigo siendo producto de mi época.

             Somos producto de la extrema derecha o la izquierda, porque tenemos alma de dictadores y nos gusta la libertad y el orden, pero hoy es imposible reconocerlo.

             Y así con muchas coas, pero hoy es imposible reconocerlo, porque no es aceptable, porque tenemos miedo a que nos tilden de ese extremo o a que nos aparten socialmente.

 Pero es verdad, lo difícil es reconocerlo y asumirlo.

 Quién no quisiera poner orden en este país, lo que implica necesariamente acabar con todos los delincuentes que existen, algunos pensarán en dejarlos guardados por un buen tiempo en la cárcel por un buen tiempo, pero serían unos mantenidos incorregibles; otros, extremistas como yo, pensamos que el problema ha que cortarlo de raíz -hablando en términos políticamente correctos, como se dice ahora, cosa que no debería hacer (la forma en que lo dije), pero no conviene mostrarme tan transparente-.

 Pienso en que asumimos las caretas que la sociedad quiere que tengamos, para no vernos desplazados, así pensemos lo que pensemos. Una hipocresía más que debemos asumir, a pesar de seguir siendo producto de nuestra época.

             Qué vaina, me digo.




 

Es posible. No me gusta este mundo en el que vivimos, inspector. La gente puede considerar que ciertos valores son caducos, pero lo cierto es que no hemos logrado sustituirlos por otros. Tal vez no sean tan malos al fin y al cabo. ¿Es usted religioso?

—Me temo que no. Aunque ya sabe lo que dicen: «En las trincheras no hay ateos».

—Es una buena frase. Muy descriptiva. Los ateos piensan que no dudamos, que la fe es como un yelmo que no nos deja ver más allá. Se engañan. Pero es en momentos como este cuando las creencias religiosas cobran su verdadero sentido, cuando uno siente que existe una tabla a la que aferrarse para seguir nadando en lugar de rendirse y dejarse llevar por la corriente. Eso sería lo más fácil. Pero no espero que lo entienda.[1]


Tomado de Facebook
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[1] El verano de los juguetes muertos. Toni Hill.

lunes, 22 de septiembre de 2025

VIGILANCIA SILENCIOSA

             En alguna conversación familiar oí que se decía que el momento del gran hermano había llegado, que había pasado de mito a realidad, a la vigilancia silenciosa. Y sinceramente así es.

             Los secretos y pensamientos silenciosos, digo, licenciosos o comprometedores ya no se pueden verbalizar, porque sin darnos cuenta estamos siendo vigilados, constantemente y mientras tengamos encendido un celular o un computador, o cualquier adminículo que se le parezca.

             A veces pensamos que lee el pensamiento, pero más que leerlo nos oye, así esté en estado inactivo y nos lee, con las preguntas, inquietudes o preferencias que reflejamos en ellos al hacer uso de chats, navegadores o cualquier programa de interacción.

             Pueden parecer pensamientos paranoicos de viejito, pero así es. Además nos sigue a todas partes, mientras esté en el bolsillo o en la mochila. Va guardando nuestras caminatas, destinos y lugares frecuentados. Pero por otra parte, ese gran hermano, a través de su IA (inteligencia artificial, todavía me sigue rondando la palabreja), pero como decía, esa IA está enterada de lo que oye, de nuestros deseos y lo va guardando todo, hasta nuestros odios y disgustos, simplemente por el hecho de estar activado, por estar atento a las barbaridades que publicamos en redes sociales; saben, como oí en la conversación, de nuestros gustos políticos, cómo gastamos la mesada, que nos gusta o disgusta hacer, a dónde nos gusta ir, qué religión profesamos y hasta nuestra historia clínica.

             Y ese gran hermano se llama celular o computador o tablet y ni modo de quitárnoslos de encima. Y lo digo por experiencia, si uno necesita comprar una aspiradora, por ejemplo, y consulta con el doctor Google, de inmediato toda publicidad se dirige a ese adminículo, única y exclusivamente.

             En conclusión, nos convertimos en esclavos de nuestro propio tiempo y el gran hermano se convirtió en una realidad. Estamos jodidos, pero qué le vamos a hacer. 

  No me agrada la informática —dijo.

—¿Por qué es eso?

—Resulta fría, deshumanizada. Las computadoras, las máquinas son sintomáticas del error del mundo cotidiano; de hecho, puede que se hallen en la raíz del problema. Por eso prefiero el pasado. Puede que sea imperfecto, pero hubiera preferido vivir hace un siglo que hoy. Y prefiero mucho más vivir hoy que dentro de un siglo; la probable configuración del futuro me horroriza.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Casos de archivo. Bill Pronzini.


viernes, 19 de septiembre de 2025

TU GENERACIÓN NO HIZO NADA

             Un reclamo que al parecer pasa de generación a generación[1]. Una responsabilidad trasladada al no haber si asumida.

             Supongo que en mi juventud debía haberlo pensado, oído o dicho de paso, trasladando la responsabilidad de algo a quienes me precedían, pero son cosas de la irresponsabilidad propia de juventud, me digo. 

Con la edad las cosas y el pensamiento cambian, se modifican, se trastocan, se evaporan. El beneficio de la vejez. 

Ahora, si me preguntan o me cuestionan o me tratan de endilgar culpa porque mi generación no hizo nada, pues jodidos los que me tachan de ello, claro está. 

Cuál es mi generación, me pregunto ahora. Alguna vez hice parte de ella o al menos me tuvieron en cuenta, si hubiera existido? Entonces, cuál es mi generación? 

Y de otra parte, si bien pude haber sido parte de alguna generación, de alguna colectividad que tuviera esa denominación, yo qué tengo que ver con las irresponsabilidades de los que debían tomar las decisiones, si ni siquiera habrían tenido en cuenta la mía. Entonces jodidos están quienes piensan que yo, de alguna manera, he tenido que ver con el reclamo que me puedan hacer. Y solo puedo contestar, si la generación de mi papá, la supuesta generación mía y las de otros antepasados, tampoco hicieron nada, en vez de ponerse a reclamar y echar culpas, por qué no se ponen a trabajar en algo para modificar lo que no se hizo y así dejan la jodentina. 

Me conformo con pensar que hice mi parte, bien o mal, si es que había que hacer algo. Y si me vuelven a preguntar por mi generación[2], pues tendrán que preguntarle directamente a ella, porque conmigo nunca contaron y que yo sepa no he sido parte de ninguna generación, así que no he de cargar con culpas ajenas que nunca fueron mías. 

… quedó, una vez más, ininterrumpido, tan sin edad como el tiempo mismo, tan enigmático como la Esfinge. [3]

Tomado de Facebook
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[1] Según la IA de Google: "Generación" es una palabra con múltiples significados, incluyendo el acto de producir algo (como la generación de empleo), la sucesión de descendientes en una familia (la línea de la generación de nuestros abuelos), o un conjunto de personas nacidas en una época similar y que comparten experiencias y rasgos culturales comunes (como los Millennials o la Generación Z). 

[2] Aunque solo por ilustración parece que fui parte de la generación que inventó la computadora, el internet, llegó a la luna, entre otras cosas. Y a propósito, esta generación qué ha hecho?

[3] Bill Pronzini.


miércoles, 17 de septiembre de 2025

CALENDARIO

             Estaba pensando en alguna de las bobadas con las que mi pensamiento me entretiene. Por alguna razón miré la fecha de hoy, diecipico de septiembre y eso me alarmó, al pensar que ya faltaban unos pocos meses para que acabara el año y a la vez cumpliera mis primeros setenta. Y luego me pregunté: a qué hora pasaron estos nueve meses que parece que hubieran pasado sobre mí, sin aviso previo, sin dejar rastro ni recuerdo suficiente como para haberlos visto pasar, como para dejar una huella de su transcurrir. 

            Y traté de recapitular lo acontecido en este año que pasó volando y con claridad no pude aclararlo visto desde una perspectiva general, genérica y recordé las películas en que se interroga al culpable o a algún testigo y le preguntan qué estaba haciendo el día 25 de mayo del año pasado a las nueve de la mañana? Si me lo preguntan a mí no sé qué responder, o mejor respondería: qué voy a saber yo, si no me acuerdo de lo que almorcé ayer. Y eso que tendría que hacer un esfuerzo para acordarme qué día era ayer.

             Solo sé que el tiempo pasó, sin mi concurso, claro está. Que pasaron muchas cosas, claro está. Que hice muchas cosas, claro está. Pero fueron intrascendentes, como lo fueron las cosas que pasaron hace un año, hace dos, diez o veinte con las variantes propias entre la vida laboral y la actual de pensionado, en que todo pasa sin pasar y en que ya no hay tantos afanes como los hubo ayer, ni sus angustias, aunque las siguen habiendo, supongo.

             Eso me lleva a pensar que el calendario sigue su curso, sin nuestro concurso, con algunos recuerdos de lo acaecido, en cuanto nos hayan impactado, por disfrute o por sufrimiento, por trascendencia o por el simple pasar, como nos pasa a casi todos. Pero sin contar con nosotros, así como pasan las horas, pasan los días, los meses y los años (lo que me hizo recordar alguna canción de antaño, cosa que me hizo recordar a su vez que hay cosas que no se pueden olvidar, así de curioso es el tiempo).

             Qué más puedo decir, si faltan poco más de tres meses para que se acabe el año y pueda, en algún momento del otro año, volverme a preguntar a qué hora pasó el año. 

El pasado nunca está donde crees que lo dejaste.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Katherine Anne Porter.


lunes, 15 de septiembre de 2025

ECOLOGISMO DISFRAZADO

             Estando de viaje me encontré en España con que las botellas de gaseosa venían con la tapa adherida a ella, lo que para un ignorante como uno, al abrirlas e intentar tomar directamente de ellas terminaba con la tapa pegada en el ojo o en el mejor caso contra la nariz o el pómulo. Curiosa situación, me dije. Pero la curiosidad natural en mí me hizo preguntarme por esa situación tan curiosa y sin clara explicación. Eso me llevó a que el doctor Google me respondiera: Las botellas en Europa tienen la tapa adherida como una medida para reducir la contaminación por plásticos de un solo uso, impulsada por una directiva de la Unión Europea (UE). Este cambio, obligatorio desde 2024, asegura que las tapas se reciclen junto con la botella al permanecer unidas, evitando que se pierdan en el medio ambiente y contaminen, especialmente las playas. Vea pues, me dije. O sea que tapa y botella juntas no contaminan, solo lo hacen cuando se separan, pero vea pues, cómo los europeos son tan inteligentes que hasta legislan por cuenta de una tapa y una botella. Pero supongo que el trasfondo no es ecologista porque no hay político que no dé prenda sin dedal. El favor a algún fabricante que se las ingenió con el negocio, piensa mi malpensante pensamiento.



             En el mismo viaje en un hotel me encontré con un aviso en el baño que decía que si dejaba la toalla colgada quería decir que no era necesario cambiarla, porque ahorra agua, cada gota cuenta. En una bolsa que había en el baño estaba etiquetada de la siguiente manera: Usa las toallas si solo las necesitas. Ayúdanos a reducir la huella hídrica, la de carbono y el uso de productos químicos. Si mal no recuerdo en el ascensor, ya de salida, vi un aviso que decía que si uno avisaba que no arreglaran el cuarto, tenía derecho a un desayuno, pues así se ayudaba al medio ambiente o algo parecido, si mi memoria no me falla.

             La ecología, he de confesarlo, ya me está cansando, se sobrepasan llegando al fanatismo y otros acude al expediente de la culpa, hacernos sentir culpables para ellos por su parte hacer ahorros, no porque estén muy interesados en la ecología sino en que obtienen mayores beneficios con menores costos, a costa de uno. 

            En fin, lo que hay que ver.

                … Frank lle llenaba la cabeza a Jared de mentiras. De unas mentiras que Jared se tragaría, porque lo peor de las mentiras es que la gente se las cree cuando se parecen a la verdad.[1]




[1] Palabras rotas. Karin Slaughter.