miércoles, 1 de octubre de 2025

BAÑO

            Entré al baño desprogramado. Es decir, sin celular. La espera se hace más larga. Mirar de aquí para allá, de arriba abajo, totalmente desprogramado, solo con mis pensamientos.

             Eso me llevó a pensar la época de mi juventud en el baño de la casa. Muchas personas para un baño, pero había momentos en que no tenía movimiento. Esos eran los que se disfrutaban, al no tener la presión del llamado. Se entraba con un libro y en último caso con la lectura que le proporcionara el periódico que servía para el secado del piso, así fueran los anuncios clasificados, una forma de pasar el tiempo.

             Y ante la desprogramación me dio por pensar en que uno entraba a orinar y duraba algo de tiempo que no superaba el minuto. Si era otra la necesidad, el tiempo de evacuación determina la estadía.

             Hoy, entrando con celular en mano, hace que los tiempos sea muy diferentes y para el que está afuera es una eternidad, para uno es el entretenimiento del celular, donde el tiempo no vale.

             Igualmente me preguntaba sobre todo lo que un baño pudiera contar y todos los pensamientos reflexivos e irreflexivos que se podían tener, iba a decir a mano, pero eso es ya otra cosa. Y hasta se volvía uno cantante mientras se bañaba, a pesar de la voz de tarro habitual.

             Volví a mi juventud, cuando se fumaba a escondidas en el baño y luego las peripecias que se necesitaban para que el humo saliera por la ventana, sin dejar muestra de nuestra debilidad. Me veo en alguna oportunidad, toalla en mano, batiéndola para dispersar ese olor a cigarrillo, creyendo que al salir ya se había evadido, ilusiones de uno.

             En vano sería contar todo lo que un baño puede contar, pues es la imaginación de cada uno lo que el recuerdo le quiera traer. 

Un nuevo año, otro año… pero en realidad nada cambia. El paso del tiempo es inexorable, pero el hombre es una constante, no cambia: ama y odia, vive y muere igual que hace milenios. Sus acciones están gobernadas por las mismas emociones; las mismas cosas, en esencia, le deleitan o repelen, asustan o entristecen. Los escogidos aún son los escogidos, los solitarios siguen siendo los solitarios. [1]



[1] Desaparecido Bill Pronzini.




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