viernes, 17 de octubre de 2025

VÍA AL LLANO

             No soy ingeniero, ni pretendo serlo pues las matemáticas no van conmigo. No sé de finanzas, tampoco me van las matemáticas. No soy un genio (aunque quisiera serlo), soy una persona normal o más bien un viejito pensionado que como no tiene nada qué hacer, me dedico a echar globos y a escribir barbaridades.

             El problema de esa carretera la he oído desde que era niño y viene desde hace más de sesenta años, es como si solucionaran los problemas haciendo la obra donde no debería hacerla. Como si fuera un gran negocio, para unos pocos, claro está. Por eso no soy político, tramposo no soy, o al menos eso creo.

             Me preguntaba cuanto costaba cada año los problemas que tiene esa vía, no corrigiendo los errores sino en volver a cometerlos sin una solución final, sabiendo desde hace más de sesenta años cuáles son, en cuyo tiempo se han enriquecido unos pocos, jodiendo a los demás.

             Supongo que amanecí inteligente y me preguntaba si el terreno es tan frágil e inestable, si la carretera vive cediendo por cuestiones climáticas, si hay tanto deslizamiento, es que a nadie se le ha ocurrido construir toda la carreta con viaductos, en construir en piso firme, si es que lo hay, invertir de una sola vez, en vez de andar con pañitos tibios. O es que tampoco se puede. Más de sesenta años enseñando que esa carretera no sirve por esas razones y más de sesenta años de políticos que insisten en hacer lo que no se debe hacer, lo que la naturaleza claramente les ha dicho que no se puede. No es eso una estupidez más de los colombianos que tienen el poder de corregir los errores y de cambiar las cosas.

             Definitivamente no entiendo y eso que no soy ingeniero, por lo que no sé si mi opinión es valedera, pero… 

Mi madre siempre me decía que existe una línea muy fina entre el nunca y el siempre. —Will parecía confuso, así que Sara se lo explicó—. Una vez que has hecho algo malo es más fácil volver a hacerlo otra vez, y luego otra, y sin darte cuenta empiezas a hacerlo de manera habitual sin que la conciencia te remuerda por ello.

—Depende de ti. Si no te gusta cruzar esa línea, no vuelvas a hacerlo. No permitas que se vuelva fácil.[1]

 




[1] El número de la traición. Karin Slaughter.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Para ser incluido en entregas personalizadas pueden solicitarse en: jhernandezbayona@gmail.com