viernes, 30 de mayo de 2025

UN POCO DE MAGNETISMO

             Hay cosas que tienen un magnetismo inusual, que aparecen y desaparecen sin saber a qué hora sucedió, es decir, ni cuándo ni cómo ni en dónde están ahora.

             Se tiene conciencia de que están o al menos que estuvieron en determinado lugar en algún momento pero que por obra de magia o de un magnetismo mágico desaparecen, lo que hace que uno comience la búsqueda normal que se vuelve irracional al momento de ver que no están donde deberían estar y, es más, ni siquiera están donde no deberían estar. Es el momento aquél en que uno comienza a maldecir así sea mentalmente y que buscando explicación no encuentra ninguna, ni racional ni irracional, simplemente no hay explicación, es como si la cosa hubiera cobrado vida propia, se hubiera alejado por voluntad propia y se hubiera escondido solo para conocer nuestra reacción, dejarnos en evidencia, mostrarnos que no somos tan pacientes como aparentamos.

             Eso sucede cuando en las noches busco el control del televisor, juro y aseguro que la última vez lo dejé a un lado, en la cama, pero nada de eso, desaparece y hasta que no nos emberracamos no vuelve a aparecer, en el lugar menos pensado, que muchas veces es el mismo en el que lo habíamos dejado. Eso me permite pensar que los espíritus chocarrenos me la juegan de vez en cuando. (Y eso que no menciono a dónde van a parar las uñas cuando nos las cortamos). 

Entonces pensé que todo francés debía aprender de memoria, para aplicarse el cuento, ya que hablamos de cine, la primera frase del monólogo interior que pronuncia Orson Welles al principio de La dama de Shanghai: «When I start out to make a fool of myself, then very titile can stop me», «Cuando empiezo a hacer el idiota, casi nada puede detenerme».[1]

Tomado de Google


[1] Memorias. El ladrón en la casa vacía. Jean-François Revel.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario