miércoles, 4 de mayo de 2016

DELATORES Y OTRAS FIGURAS.

Seguimos copiando lo foráneo, porque precisamente es extranjero, no por lo bueno, sino por lo extranjero, así de fácil ha sido –no sé cuántas pueden ser producto de favores, favorcitos y demás; habría que ver lo que dicen los famosos papeles de Panamá, si pudieran hablar-. De esas malas copias terminamos arrepentidos 20 años después, cuando el experimento demuestra su inocuidad, porque vemos que efectivamente falló al importarlo, sin importar nada, porque a la larga nada importa: era sólo un experimento –dicen escudándose en su propia ineptitud o cubriendo el negocio que le dio origen o bien porque surgió un mejor negocio de reemplazo-, sin darse cuenta que en el país de origen tampoco dio resultado, desde tiempo atrás. Pareciera que el costo del experimento no importara, así como tampoco ha importado que nadie está interesado en cazar a los responsables, con todo y zeta.

Para la muestra un botón:

-                  El tal neoliberalismo. En el mundo, hasta donde entendí, fue un fracaso y lo era aún cuando Gaviria lo impuso. En los países de origen sabían para esa época que el experimento no funcionaba, pero el gobierno de Gaviria lo impuso, porque era la consigna: “bienvenidos al futuro”, claro que él no especificó el de quien. A él y a su jardín les fue muy bien en su futuro! El mundo era de ellos y el futuro lo fue! (Hay que perdonarles, baste recordar la primera ley de los economistas: Para cada economista existe un economista igual y opuesto. Y la segunda ley que confirma: Ambos están equivocados.)
-                  En la educación. Los diferentes gobiernos, desde que al mismísimo Galán, hoy sacramentalmente venerado, se le metió lo de los cambios en el sistema educativo y cada gobierno ha venido demostrando, década tras década, cómo por la falta de una verdadera política a largo plazo, la educación colombiana, antes respetada, pasó a ser mediocre. Los resultados lo han demostrado, pero lo importante es aprender inglés!
-                  El lobby. Aquí, a pesar de que para los gringos sea algo bueno, autorizado y sano, es una forma que ha ayudado a la corrupción. Es el fomento a esa odiada corrupción usada con ese bajo perfil, maletín bajo la mesa, hagámonos pasito y tu sabes quién soy, vengo de parte de…  –si las privatizaciones hablaran!-.
-                  La conciliación obligatoria. Experimento del entonces Ministro de Justicia, ponderado como la panacea, impuesto a la brava y pasados 20 años (creo), el mismo Ministro, hoy exministro, dijo, como si hubiéramos olvidado su paternidad, que en Colombia no era adecuado el sistema. Por qué me río de esa conciliación? Muy sencillo, los ‘conciliadores’, por un lado asistían a los cursos a aprender de memoria la retórica de convencimiento –por ser un negocio en ciernes-, y por otro, resultaron imponiendo su criterio respecto de los conciliantes, con el eterno cuento: ‘es que ambos tienen que conciliar, ambos tienen que ceder…”, en qué, me preguntaba. Si yo tengo el derecho y el otro es quien  ofende mi derecho, por qué yo tengo que ceder, así sea un poco de mi derecho, a quien carece de todo derecho para quitármelo? Si me chocan, soy la víctima, en  qué debo ceder respecto de mi victimario? No hay derecho!
-                  El superministerio del Santos, porque el inglés Tony Blair ese se lo vendió, nunca se sabrá por cuánto, pero lo que duró, 20 meses, costó $1.680 millones, según el Espectador (29 de abril de 2016) y no funcionó. Y la responsabilidad? Diluida, todos mirando para San Felipe, diría mi mamá, haciéndose los desentendidos.
-                  Lo penal. Copiar el sistema acusatorio gringo, no sé a quién se le metió en la cabeza y logró hacerlo –pero sin los jurados de conciencia-. Dentro de 20 años estaremos pidiéndole perdón a los Nulle y a los Rojas Moreno, fuera de la indemnización que se ganarán. A trancas y mochas venía funcionando, pero si los gringos lo vienen usando desde hacer mil años, es porque es perfecto… -ni para ellos, me digo!-.
-                  La delación, en lo administrativo (en lo penal vale, porque entre hampones, el que reza y mata, empata). La joya de la corona, copia naturalmente de los gringos, porque allá sí funciona, dicen! Concierto para delinquir, con todo el dolo, saña y cizaña posibles, cometen el delito (para el caso irregularidad administrativa, para que no crean que no me fijo en lo que escribo) y cuando se ven agarrados, el primer lambón es como si no hubiera cometido la irregularidad. El cartel del papel? El cartel del azúcar? Y el resto de carteles que se han venido encontrando. Es que se pusieron de acuerdo para tumbar al consumidor, lo hicieron para ‘robarse una platica’, ‘para dar buenos resultados a sus accionistas’, pero no fue ilícito. Hay que recordar que el señor Maldonado (?) de Interbolsa dijo que ellos no son ladrones, que todo es cuestión de negocios, unas veces se gana, otras se pierde.
-                  Fusiones de entidades estatales. Alguien se ha preguntado cuánto le costó (a cada contribuyente) el experimento de Uribe de fusionar entidades públicas, que después fueron ‘desfusionadas’ –si se me permite el término-? Cuánto costó fusionar los Ministerios de Salud y Protección Social y después volverlos a su puesto? Alguien se ha preguntado cuánto costó la liquidación, entre otras, del Seguro Social y la creación de Colpensiones, por el lado de las pensiones? Alguien sabe el monto de todos esos experimentos? Alguien responde por ellos? Mutis en el foro, dice el dicho!
-                  Privatizaciones. Ni hablar, sólo mencionar. Recordar que hace más de 20 años, las utilidades que dejaban entre tres o cuatro empresas estatales servían para cubrir un montón de actividades públicas para las que no se tenían recursos disponibles. Hoy, ni utilidades, ni recursos, ni futuro.
-                  Tercerizaciones. Otro experimento gringo, nacido de la guerra, como su ejército no puede violar ciertas normas internacionales, qué tal contratar con terceros para que hagan el trabajo sucio? “Yo no fui, fue a mis espaldas, es que los contratistas…” No demoran aquí en tercerizar las prisiones, los servicios de inteligencia, el ejército y la policía y otras cuantas entidades, “porque es que el particular sí sabe cómo se hacen las cosas” –por ejemplo, Pacific Rubiales, Reficar y sus socios estratégicos, todavía me pregunto quién los presentó ante el seleccionador-.
-                  La oralidad de los procesos judiciales. Cuántos procesos por juzgado y por materia puede haber? Cuánto tiempo toma una sola sesión de decisión? Si los jueces no trabajan, a qué hora lo harán por estar en sesión? Ahora el proceso si no está en el Despacho, estará en sesión (el término ‘en el despacho’ significa que está adentro y que el juez decidirá cuando se le dé la gana o cuando el secretario ‘ayude’ a ascender el proceso). Ya en mis tiempos se categorizaban por tiempos, hasta había un chiste que decía que un litigante vivía para tener 20 procesos en juzgados, 10 en tribunales y 2 en la Corte y con eso, ya podía morir tranquilo. Cuando, por ejemplo,  sale una sentencia del Consejo de Estado quiere decir que ya han pasado cerca de 20 años desde que se demandó! Y no sigo hablando porque el tema también me da urticaria.

Lo único que sé es que de esos experimentos –sabiendo que no se han incluido ni mencionado todos- al país le han salido todos caros, pero muy caros. También sé que nunca se han cuantificado los daños y perjuicios, pues ni siquiera se ha cuantificado el costo real de tales experimentos y nunca se sabrá. Sé que se conocen los instigadores, los promotores y quien adoptaron las medidas en experimentación, pero también sé que ninguno de ellos responderá.

Lo que también sé es que toda esa plata botada salió de las arcas de cada contribuyente y aún así el gobierno se pregunta que por qué hay tanta evasión?

Mi mente vuela a Utopía, la de Tomás Moro, al Mundo Feliz de Huxley –por lo sonoro del título, naturalmente-, a la misma Atlántida y pienso, si nada de esos experimentos se hubieran realizado, si toda esa plata no se hubiera invertido, no estaríamos en un mundo más feliz? Bueno, en una Colombia menos infeliz –porque hay que recordar que somos el país más feliz del mundo! A las encuestas hay que creerles!-.

Y sonrío al recordar que el que copia, no es honrado!




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