Levantarse
en un nuevo día.
Transcurre
su lento pasar. No hay necesidad de indagar por él, como para qué, los días
tienen su propio paso y uno sigue tras el otro, tras el otro y así hasta el fin
de los días, pareciera que da lo mismo el día que es con el que no es, porque
esos temas sutiles con el tiempo van perdiendo importancia y aún interés. Y lo
mejor del cuento, uno les sigue, día tras día, como si no hubiera cambio.
Vida
de pensionado, dirán algunos. Otros añadirán que es despreocupación. Habrá a
quienes les dé envidia. Así son las cosas.
-
Fui a la zapatería y los zapatos no estaban. Le
pregunté si mañana abría y me dijo que todo el día. Tan raro, trabajador el
hombre.
Rato
después.
-
Yo estaba convencida que mañana era viernes, esta
semana está como loca.
Comentó Mónica.
- - Viernes? Acaso hoy no es viernes?
- - Nooo, mañana es jueves! Me explicó.
- - Cómo así y yo preguntándole al zapatero si abría mañana
sábado.
- - Nooo, hoy es miércoles! Rectificó Mónica.
-
Mierda,
pensé yo. Con razón, no es lunes de
zapatero.
-
Creo que es mejor no preguntar ni la fecha, porque no
la sé. Me atreví a insinuar. Sólo
pude anotar: Esta semana está loca.
Hacía mucho tiempo que no sentía el descontrol, la confusión y el
caos que mentalmente me acompañó al verme traicionado por mí mismo. Con que yo
creía que era viernes, pero tan solo era miércoles, mitad de semana y aún
restaban unos días para que se acabara. Mejor no pregunto la fecha, prefiero no
desilusionarme. Con razón algo me decía que no había publicado mi blog, pero
como se suponía que era jueves, para Mónica y viernes, para mí, qué mejor
motivo que este corto circuito?
- - Miraste
los huevos? Preguntó Mónica en la distancia.
- - Huele
a quemado, repliqué yo.
-
Qué
semana tan loca.
Foto: JHB (D.R.A.)
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