En alguna película (sería
de Tarantino?) oí que cada persona lo único que tiene es su propia historia.
Eso me hizo pensar que en efecto, uno no se lleva ni títulos, ni propiedades,
ni familia, ni afectividades dejadas en este mundo. Tampoco las tiene, al no
ser poseídas, sólo son posesiones, transitorias.
De otra parte, la gente
sólo conoce fragmentos de la historia de uno, los fragmentos contados, los
convividos, los oídos, los fragmentos unidos con otros, pero nada más.
En teoría, sólo uno conoce
su propia historia. Y digo en teoría porque hay muchos fragmentos que quedaron
grabados por referencias realizadas por otros testigos, por ejemplo las historias
relatadas de aquellas épocas olvidadas de la infancia y aún historias de las
que sólo se tiene referencia por comentarios hechos en algún momento, porque
estaba borracho, despechado o simplemente desinteresado del tema. De allí que
la propia historia no pueda ser completa ni fiel.
Y tampoco hay que olvidar
que la memoria es traicionera y que existen tres verdades, la de uno, la del
otro y la verdadera. Y uno siempre cuando quiere exculpar una situación o
circunstancia no duda ni un segundo en buscar la excusa al comportamiento, para
evadirlo, para olvidarlo, para no quedar en evidencia, qué pena, Dios mío!
Y cuando no tergiversa la
realidad, la memoria como desmemoriada que es, cuando le conviene, por miedo,
por olvido o para ocultar una realidad que sonroja, asume la parte más florida,
la menos dolorosa, la más hipócrita, la más suavizada, tal vez para no ofender
al yo que escribe la historia. Dios mío,
si soy yo!
Y nada qué decir de
aquella historia que se oculta en arcano lugar, ese que nadie es capaz de
abrir, caja de Pandora que es sonrojo, secreto, misterio, tenebroso o no. Esa
historia oculta que ruboriza, avergüenza, que soslaya, que traslapa la
realidad. Esa no se cuenta, está oculta, ni Dios puede llegar a saber de esa
parte de la vida porque va y no lo deja entrar al paraíso. Dios nos libre!
De esta manera lo único
que uno tiene es su historia, lo único que puede quedar es su historia, pero de
qué manera contada, con apartes ocultados, con citas olvidadas, con referencias
anudadas, con subjetividad escrita y de esa manera una historia inconclusa, una
historia acomodada, una vida camuflada. Siendo así, ni siquiera tenemos
historia, porque fue manipulada. Qué
horror Dios mío!
El hombre debería ser su
propia historia, pero sin eufemismos, carajo! Y no pregunten por la mía!
Si temes a los lobos, no entres en el bosque. (1)
Foto: JHB (D.R.A.)
(1) (Cita de Stalin o dicho ruso?) Robert
Harris. El hijo de Stalin.
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