Hoy pontificaré sobre todos aquellos que se sientan ante un sofá a
ver un partido, particularmente de fútbol. Debo advertir de antemano que no me
gusta ese programa, que no hago deportes y que me tiene sin cuidado quién gana
o quién pierde, así sea la selección Colombia.
El espectáculo que veo en aquellos
que la aparentemente pasión(1) les lleva a hacer
es el siguiente: Inicialmente se inicia con cábalas y promesas ajenas: Esta vez si vamos a ganar, va a jugar
fulanito, ojalá no metan a zutanito (omito todas las groserías que se
acostumbran en estos eventos, no por decente sino porque me dejo llevar por
ellas y sale toda mi leche y eso es pasión!).
A continuación empieza el partido
(predíquese del fútbol, básquet, béisbol o cualquier otro deporte semejante). Y
se empieza con buena esa, hágale el pase,
pero éste qué está pensando, pero el árbitro está como parcializado, el otro
está ciego, no la vio? Pero en dónde está zutanito? Pero ese es mucha… buena
esa! Pásela a perencejo. Oiga es que no la vio? Y los ánimos comienzan a
exaltarse, a caldearse y todos se vuelven directores técnicos, hablándole y
gritándole a una pantalla, que es indiferente a sus comentarios, a sus
explosiones, a la grosería.
Es solo una pantalla y como ella, nadie le está parando bolas a
sus comentarios ni a sus exaltaciones, nadie, absolutamente nadie, porque el
compañero de aventura está en las mismas, recuérdese que todos son directores
técnicos y sólo ellos tienen la razón. Esta gente (que es la mayoría) debería
hacer un ejercicio, grabarse durante el partido y luego de él también y ver el
tipo de persona apasionada que se deja llevar por ese sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la
razón. La gente se vuelve loca, no entiende razón, se polariza, se
subjetiviza, se idiotiza y termina cargando unas energías poco recomendables
para el ser humano(2). De allí que los tratados
de política recomendaban al gobernante: Al
pueblo, pan y circo, con el peligro que ello representa.
Si ganan… siempre hay un perdedor al
que se le puede refregar la victoria. Si pierden, sale lo gamín que hay en cada
persona.
Y todo ésto me lleva a pensar, (si
no han apostado plata, claro está), en que toda esa energía gastada, malgastada
a dónde va sino es solo para soltar la mala leche que hay en cada uno,
generando solo malas energías, venenos innecesarios. Más bien si esa energía se
gastara en cosas menos apasionadas,
como el trabajo, la vida, la felicidad… otro gallo cantaría?
—Me dedicaré a cuidar mis peces, a
estudiar filosofía y a prepararme para la muerte —dijo Lúculo—. En esta
República ya no hay sitio para mí.(3)
Imagen
tomada de Facebook
(1) Entiéndase por ello: Sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la
razón, como el amor, el odio, los celos o la ira intensos. (https://www.google.com.co/search?q=pasi%C3%B3n&oq=pasi%C3%B3n&aqs=chrome..69i57j0l5.1849j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8)
(2) Guardadas proporciones, la oración es aplicable a la política, aunque viéndolo
bien, sin guardar proporciones, me digo.
(3) Robert Harris. Conspiración. Saga: Cicerón - II
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