miércoles, 4 de mayo de 2022

DISTRACTORES

             Aunque tangencialmente he ido hablando de los distractores de la vida (a efectos de que no se me tilde de repetitivo, aunque tal vez tengan razón, de alguna manera), en alguna conversación con Mónica hablábamos de los celulares y redes sociales como distractores. Entre la conversación Mónica me dijo que la lectura era otro distractor, que llevaba a un mundo de imaginación y que nos separaba de la realidad. En un principio me sentí atacado, al tener etiquetado que la lectura, la buena lectura era cultura, conocimiento, blablablá.

 

            Luego, cuando mis ánimos fueron bajando y reflexionando ante esa afirmación que me ofendió profundamente, no tuve otro camino que aceptar esa realidad (ah! triste realidad, me tuve que confesar en silencio).

 

            Y eso me llevó a pensar más allá de los libros. A pensar en el distractor como tal y la forma como se conjuga con la vida, para hacerla más llevadera, según los tiempos. Y pensé en los antiguos hombres, los protohistóricos, por hacer una simple relación. No tenían más herramientas que el ingenio, tenían todo un día para hacer lo único que podían hacer: dormir y comer y naturalmente, estar alertas para no ser cazados. Tal vez, solo tal vez, al no ser yo ni arqueólogo ni sociólogo, de allí nació la necesidad de volverse agricultores y ganaderos, para hacer algo para matar el tiempo.

 

            Y estos pensamientos me llevaron a pensar en que efectivamente qué sería de la vida sin distractores, de cualquier manera y forma. El no hacer absolutamente nada durante el día -sin distractores, claro está-, sería la vida más aburrida del mundo y creo, casi podría asegurar, que en algún momento terminaría uno pegándose un tiro, pues esa liviandad no la aguante ni el más guapo (diría alguna de mis tías).

 

            Entonces vi la necesidad de los distractores que se requieren para seguir vivos. Distractores que inician en la niñez, con los juegos, con el colegio, el aprendizaje, para luego entrar en la vida laboral (desde un escritorio o detrás de un arado) y como complemento para darle más plenitud a la vida, en lo que es ocupar el tiempo de ocio en la lectura, en los hobbys, pintando, haciendo deporte, viajando y qué se yo de otras cosas que se pueden hacer para copar el tiempo libre, como sentarse a pasar en rato ante el televisor. Y hoy, naturalmente, las redes sociales, los computadores, los celulares (porque cuántas veces en la fila de espera los juegos que tengo en el celular me han evitado la desesperación de la espera) y toda la tecnología que se nos ofrece. Y eso me llevó también a pensar en cómo será el mundo cuando el hombre no tenga que trabajar por estar todo robotizado, qué harán todos esos miles de millones de seres humanos para combatir el no hacer nada, por eso me voy explicando lo que dicen (sin haberlo corroborado, al menos yo) que Suecia, siendo de los países más felices es el que más alto índice de suicidios tienen.

 

            Pendejadas que sólo a mí se me pueden ocurrir, pensará más de uno. Pero en fin, este es uno de mis distractores, he de confesar. 

La ignorancia puede ser una forma de libertad.[1] 

Tomado de Facebook
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[1] Antes de que hiele. Henning Mankell.

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