lunes, 23 de mayo de 2022

¿EN QUIÉN SE CONFÍA SIN CONOCERLO?

             Una pregunta que se hizo Sherlock Holmes, en una de las versiones de las series modernas que se producen.

            Y, en efecto, la pregunta parece clara y su respuesta inmediata, pero viéndolo desde otra perspectiva, la real, pero que pasa desapercibida, resulta que no es la que nos da la respuesta inmediata.

            Y el ejemplo más sencillo está en aquél en el que menos pensamos como para confiar pero que, por lo general, confiamos en ellos, sin conocerlos, sin tener ninguna referencia, sin saber. Es el taxista. (A Sherlock se le ocurrió primero, pero estamos de acuerdo).

            En efecto, paramos un taxi, nos subimos, decimos a dónde vamos y se da por sentado de que confiamos en el que lo va conduciendo, sin mayores preguntas, hasta sin preguntar. Y nos sentamos con plena confianza, confiando en alguien a quien no conocemos.

            Y así, sin saberlo, confiamos en una serie de personajes que no conocemos, como el que nos vende la empanada, el celador o el policía, el que maneja un bus, son seres desconocidos pero, por obra y gracia de no sé qué, confiamos en ellos y en el servicio que puede estar prestándonos, sin cuestionarlos, sin preguntarnos, simplemente confiados.

            Solo me preguntaba.

¿Es posible llorar a una persona a la que no conocemos? [1]

Tomado de Facebook
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[1] Pisando los talones. Henning Mankell.

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