lunes, 9 de mayo de 2022

TODO EN LA VIDA ES PASAJERO

             Oí que alguien decía. En efecto, todo es pasajero, hasta la muerte. La partida de cualquier ser querido deja un vacío grande, en los primeros días se siente con demasiada fuerza. Igualmente pasa cuando se termina con la pareja, cuando se queda uno sin empleo, cuando pierde la oportunidad.

 

            Aunque en todos esos momentos se siente la eternidad de la ausencia (del ser querido, de la pareja, del empleo, de lo perdido) y las palabras de consuelo terminan oyéndose como consolación sin sentido y se hace eterna la situación, más cuando van pasando los días sin posibilidad de solucionar nada. Pero así mismo, a medida que pasan los días y los días y los días, la desesperación va desvaneciéndose y, si se quiere, se inicia la aceptación y con ella viene la conformidad que va asentándose con el paso del tiempo.

 

            Y la eternidad sentida inicialmente se vuelve pasajera, porque en la vida todo es pasajero y nada es eterno, a pesar de que la eternidad sí lo es, pero eso ocurre más allá de esta vida.

 

            No son palabras expresadas de forma alguna motivacional, como suele ocurrir hoy -lejos de mí ni intentarlo-, sino simples palabras que vistas desde mi perspectiva y desde la lejanía de la juventud pasada, veo que en efecto, en la vida todo es pasajero, hasta la vida misma, en la que este pasajero quiere estar preparado.

 

            «Tus recuerdos serán como los trazos que deja un ave al cruzar el cielo en silencio», le había dicho Dios. «Los verás aparecer y desaparecer. Y no serán más que recuerdos».[1] 

Tomado de Facebook
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[1] Antes de que hiele. Henning Mankell.

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