viernes, 17 de febrero de 2023

DEL PASADO AL HOY. LAS SALAS DE CINE

                El cine también ha tenido su evolución y me refiero a las que llamábamos salas de cines o cines a secas. La cantidad de salas que antaño había, con decir que hasta la mayoría de barrios tenía uno. Todos con el conocido M-V-N (matiné, vespertina y noche) y los domingos, para el público infantil se agregaba el matinal (de 11 a 1).

 

                A mi mente vienen un sinfín de nombres y de las más variadas pintas, pues hasta en eso había selección de clases, para gente bien y para el resto: Santa Fe, Tirso de Molina, Novedades, Almirante, María Luisa, Opera, Palermo, Teusaquillo, Palermo, Cid y hasta el Olimpia (con su doble sentido de chiste en que estando por los lados de la 26 siempre se preguntaba con rápida entonación: dóndeselolimpia?).

 

                Cada uno tenía también su especialidad: del viejo oeste, policiacas, de amor, últimas novedades, familiares, porno (a estos teatros se les llamaba rotativos, desde las 12 del medio día hasta la medianoche, si mal no recuerdo, se pasaban dos películas porno alternadas y seguidas y uno podía pasar toda la tarde por el valor de una boleta -eso me han contado, no me consta, pensaría alguien-).

 

                Y la tecnología apareció y el internet permitió que el cine de sala pasara a una pantalla familiar directamente o a través de un CD y del DVD, previa pasada de los locales en que alquilaban las películas, como Betatonio, que también fue desplazado por las plataformas de Disney, Netflix, Prime y demás.

 

                Y los teatros se convirtieron en iglesias cristianas, en bares y hasta en billares y los que no, fueron abandonados a su suerte, y con ello, el espectador de antaño fue desplazado y el cine conocido allí se quedó y quedó arrasada por la tecnología, pues ya hasta las sillas se mueven, salen olores, hay tercer dimensión y no sé qué más, lo que sí sé es que llevo algo más de diez años sin pisar una sala de cine, lo veo desde mi cómoda cama, aunque dure una hora o más tratando de elegir la película que quiero ver o la plataforma que mejor ofrece, así pierdo mi tiempo, no como antes que era tener tiempo, coger un bus, buscar el teatro, comprar la boleta, que obligaba la ocasión también a comprar el maíz pira, la chocolatina, esperar a que se apagara la luz, empezara el noticiero y luego, muy luego, centrarse en la película elegida, así fuera del Novedades.

 



 

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