Una eternidad es la espera infructuosa de algo. Es estar en una sala de recibo esperando a que le contraten o que, estando trabajando, le reciban para un llamado de atención. Es estar en una esquina esperando ansioso la llegada de una cita. Es una larga vida esperando que llegue la muerte. Es esperar viendo como se apaga la vida de alguien querido, sin que ello llegue. Es en fin tan solo un momento y nos parece una eternidad.
Pensaba en las estrellas cuya
luz llega, según cuentan los que saben, millones de años después de haber sido
lanzada. Pero aún ellas, en su propia eternidad, tienen un fin. Todo tiene un
fin, literal y figuradamente, al no ser nada eterno.
Pero aún así, la eternidad
existe, sea diabólica o celestial, según nos han infundido. Será un eterno
ahora, sin pasado ni futuro? Per Omnia secula seculorum, enseña la madre
iglesia, para determinar la duración o la no duración de Dios.
Y con todo, me sigo preguntando
qué será la eternidad, si no tenemos noción alguna de ella?
No vale la pena preocuparse por eso en este instante.
Lo mejor es simplemente disfrutar de este momento de paz, dejarlo que dure lo
que tiene que durar, sean segundos, o minutos. Lo que pase luego, pasará luego,
no ahora. Así que mejor dejar los pensamientos sobre el futuro para cuando el
futuro sea presente. El resto es ansiedad.[1]
[1] El silencio de Lucía. Raúl Garbantes.
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