viernes, 28 de abril de 2023

PRIVACIDAD

             Hoy me pregunto en dónde está mi privacidad. No logro comprender ya ese concepto. No sé cuándo la perdí. A deshoras me entran llamadas de cuantas entidades puedan existir, ofreciéndome miles de cosas que no necesito y que no quiero, ni si quiera esos fabulosos préstamos que me quieren hacer. Saben mi número de celular y de fijo, mi nombre completo, la cédula, la dirección donde vivo y hasta el nombre de mi mamá. Mensualmente bloqueo cerca de cincuenta llamadas, pero aún así, siguen insistiendo.

 

            Recuerdo que uno tenía derecho a la privacidad y con eso me refiero al siglo pasado, eso cacarea el artículo 15 de la Constitución: Todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar. He de advertir que como todo el discurso de la constitución son meras palabras pero que no se hacen efectivas ni gimiendo ni llorando, eso lo tengo claro. Se nota que he perdido la fe en todas esas promesas que nos hacen como sociedad, pero es lo que hay, dirá cualquier español.

 

                El derecho a la privacidad o a la intimidad es, en lato sensu, aquel derecho humano por virtud del cual la persona, llámese física o moral, tiene la facultad o el poder de excluir o negar a las demás personas, del conocimiento de su vida personal, además de determinar en que medida o grado esas dimensiones de la vida (sic)[1]. 

 

                De allí que me pregunte si ese poder de excluir o negar a las demás personas para que se metan en mi intimidad es posible lograrlo hoy en día. Lo dudo, es mi primera respuesta y creo que la única, nada más pensar en acudir a la burocracia para lograrlo, o ir a la justicia para obtenerlo, sabiendo que una y otra sirven para tres cosas, fuera de estar llenas de papeleos y trámites, por no hablar de injustificadas demoras y hasta corrupción. Se nota nuevamente la fe que tengo en el sistema que nos gobierna, pero es lo que hay, dirá el español citado.

 

                Otra pregunta retórica que quedará en el papel, en este en el que escribo.

 

Pero no sé cómo. Ya no es como antes. ¿Son imaginaciones mías o antes todo era mejor?[2]

Tomado de Facebook
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[1] Eso leo en una publicación de internet del gobierno mejicano (se notará que me resisto a escribir con equis a los mecsicanos).

[2] El poeta de Gaza. Yishai Sarid.

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