miércoles, 28 de septiembre de 2016

INTERMEDIO



Todo lo que quieras pedir, pídelo en mi nombre y nada te será negado. Seguros en vos? Promesas divinas, que provienen de una divinidad de la que es mejor no estar muy seguros, para no desilusionarse, pienso yo.

Jung escribió que “los seres humanos no podrían soportar una vida carente de sentido”, y parece que el hombre tenía razón, tenía sus razones. Pienso en esas palabras al corroborar la inutilidad de la vida…

Pero dejo ahí, por el momento. Leí que Bhakti Raksaka Sridhara Swami[1] dijo: No se puede hacer negocios con Dios. Y solo pensé si por mal negociante o por mentiroso.

Hago la primera parada: Ante todo no pretendo ni quiero que se tomen estas palabras como ofensas –personales ni a conglomerados-, sólo son palabras de intranquilidad mental, de descreído, de quien puede haber perdido la fe o haberse dado cuenta que nunca la ha tenido, pero en ningún caso se vean como burla hacia creencias ajenas.

Si así pueden ser vistas, lo mejor es que no continúen con la lectura, para no herir más susceptibilidades; el país con las que tiene, ya tiene suficientes como para ser yo el generador de más inconvenientes.  Dicho ésto, prosigo divagando (Aprenda cada cual a marchar por el camino que más le plazca. Sexto Proercio).

No sé si son preguntas que es común hacerse, lo único que sé es que en alguno de mis ratos de ocio o de inquietud, me invento las preguntas, así sea para amargarme la vida a mí mismo, sin pretensiones de saber ni de conocer, sino de explorar.

Y a partir de las promesas divinas, agregadas las frases positivistas que proliferan en las redes sociales, me lleva a que “Prometemos según nuestras esperanzas, y cumplimos según nuestros temores[2].

La promesa de la vida eterna, semejante a la de la tierra prometida, a la que Moisés nunca llegó a conocer, por castigo divino? De malas el hombre, le tocó el todoyo y lo dejaron con los crespos hechos. Eso mismo le pasó a don Cristo? Por meterse de redentor.

Dios todo lo oye, todo lo sabe, todo lo decide. Palabras, tan solo palabras cuyo trasfondo es imposible de descubrir, ni si quiera de escudriñar.

Y para rebatir las existencias celestiales los argumentos resultan semejantes, por el sí o por el no, parece parte del referendo, y el eterno ejercicio del aire, no lo ve pero existe, lo mismo que el Internet.

Y la existencia de tantos dioses, monoteístas, naturalmente, Dios, Alá, el innombrable, Jehová, Él, El Señor,  Abbá, el Altísimo, Principio, Mente, Alma, Vida, Verdad, Amor y Espíritu, Universo, Entidad Universal, el creador, iluminado, perpetuo y sin género, tan distintos siendo aparentemente el mismo que cambia de nombre según la región, la religión y el idioma usado. Y las matanzas en su nombre –de cada uno, a conveniencia-.

Y la religión mezclada con la política hacen un buen molotov, unida a la lengua, a la bilis y a la mala leche, muy malas consejeras.

Y siguen los pensamientos sin fin. Menos mal que son pensamientos de viejitos, porque si fuera de jóvenes, ahí sí estaríamos jodidos, porque podrían perder la poca fe que tienen del más allá y ahí sí, como dijo Dostoiewski “Si Dios no existe, todo está permitido”. Preferible que el mundo siga perdiendo el tiempo en maricadas como la prohibición del brikini, mientras permite que las tetas estén al aire! Contradicciones de vida! Y eso que es moda de los franceses, los más avanzados en el pensamiento, los más permisivos de la humanidad, liberté, egalité, fraternité: Ja! Para los de ruana! Ya no son lo que fueron, ya nadie es lo que fue!

Y así podría seguir, derramando la mala leche, haciendo preguntas imprudentes, pero como podría llenar toda una colección con tanta divagación que al parecer no lleva a ningún lado, prefiero pensar en si el Universo es sordo a mis plegarias, a mis deseos, a mis sueños, o será que no los merezco o simplemente no existe la tierra prometida ni el más allá ni se puede confiar en promesas divinas que solo se hicieron verbo gracias al humano que fue designado para propagarla o al que se le ocurrió estafar a la humanidad, para que no se perdiera en ella misma. Da lo mismo!

No se trata de irreverencias, aunque las contenga, son pensamientos que quisiera me condujeran a experiencia propia y no limitarme a lo que otros dijeron, porque dijeron, quiero encontrar algo más que la inutilidad de la vida misma.

Como dan para todo estas divagaciones, seguiré explorando el tema, si es que el futuro existe.

Don Miguel (Unamuno) incluyó en su rosario de sonetos líricos:
‘Sufro yo a tu costa/
Dios no existente, pues si Tú existieras/
existiría yo también de veras.’

Citado en F. Savater. El arte del ensayo





[1] Ni sé quién era, ni puedo pronunciarlo, aunque las dos primeras palabras significan Supremo Guardián de la Devoción. Encontré lo siguiente: http://www.vrindavan.org/vrinda/sridhara.htm, por si les interesa.
[2] François de Larochefoucauld.

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