miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL BLACKFRIDAY


            Ver las noticias del extranjero, especialmente de los gringos en un día como éste, es ver el reflejo de lo que son los gringos (especialmente los extranjeros agringados, por no decir los inmigrantes que ahora son más gringos que los gringos, no digo originales, porque no creo que haya gringo original, en ningún sentido).

 

            Una puerta que se abre, una turba incontrolada que entra a la jungla a apropiarse de lo que pueda, sin necesitarlo, sin saber que lo necesita realmente. Actuar como jauría rabiosa de irrespeto al prójimo y a sí mismo, si lo podemos decir.

 

            La irracionalidad en su más perfecta fórmula. Por un lado, comprar por comprar. Por el otro, pasar por encima del prójimo, porque yo soy el centro del mundo y todo lo expuesto es para mí, solo para mí, las ofertas se hicieron para mí. (No me malentiendan estas alusiones al mí, porque es natural que uno siempre piense primero en mí, en mi bienestar, en saciar mis necesidades, pero no con esa irracionalidad explicada).

 

            Se pasa por encima del otro sin sentido, sin justificación, con gaminería, por un descuento, sirva o no el objeto, hay que ganárselo a puños, como dice la ley de la jungla, pero ni siquiera los animales salvajes han demostrado llegar a esos extremos, solo el hombre.

 

            Y lo que resulta aún más grave. El día siguiente. El arrepentimiento de haber comprado lo que no se necesitaba sólo por quitárselo al vecino, de endeudarse sin sentido, sin razón. El usarlo y argumentando garantía devolverlo nada más se pueda. Según TVE (edición del 25 de noviembre) la consecuencia de la compra compulsiva en España hace que las devoluciones del día siguiente superen el 50% de ventas y las excusas de devolución son variopintas, como los seres humanos, el eterno fueque (fue que el color no era el que necesitaba; fue que el mueble no encajó; fue que era para un regalo pero ya le dieron otro… pero ninguno confiesa que no lo quería comprar, que era un mero impulso).

 

            Consumismo irracional, compra compulsiva. El ser humano en la jungla, con su propia ley. Un ejemplo más de lo lindo que se ven los gringos demostrando su propia irracionalidad y lo que es peor, ver cómo este ejemplo lo exportan y nosotros, los imbéciles útiles les copiamos en sus costumbres, llámese jalogüin, acción de gracias o blacfraidei. Llegará el día en que igualmente empecemos a hacer tiro libre en centros comerciales o universidades y veremos lo lindo que es agringase, sin razón.

 

            Hasta aquí mi mala leche de hoy.

 

Ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal. (1)

Tomada de Google. CU16mvRVAAAZlEj.jpg


(1) Viktor  Frankl. El Hombre en busca de sentido.

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