viernes, 2 de noviembre de 2018

EL MISTERIO DE LOS DILEMAS


 

El misterio de los dilemas no está en no saber elegir, ni en la elección ni tampoco en especular en lo no elegido. Por eso es un dilema y a la vez, un misterio.

Así puede resumirse la vida, como un misterio y un dilema a la vez, dirigidos por un destino, podría afirmar.

El leer sobre un dilema me hace recapacitar. Imagino en primera persona el relato.

Una falta de previsión, no haber pedido ventana, el único lugar decente en un avión, para quienes no sufren de alturas ni de angustias fantasmagóricas, exclusivo para todo aquel que disfruta de ver nubes, lejanos puntos de tierra y de fértil imaginación.

Pero ese era el destino. Y era tan aferrador ese destino que ni siquiera era posible acercarse al objetivo, ni los intentos de suplantación lograron, al menos por un rato, acceder al panorama tan ansiado y para mayor depresión, tenían que oírse las descripciones, malas descripciones, de un paisaje que sólo un artista puede apreciar.

Cuando no se puede, no se puede, sentencia una voz que antaño lo repetía hasta el hartazgo.

Y qué tal que no hubiera sido por falta de previsión. Si señora, deseo una silla con ventana. Por arte de magia, el deseo hubiera sido concedido. Pero por desgracia, la ventana elegida quedaba precisamente en medio del ala del avión, el único paisaje posible era el eterno color gris del ala. Ese era el destino.

Y qué tal que no hubiera sido así, qué tal que efectivamente se hubiera ganado el premio mayor, pero... en toda historia debe haber un pero, qué tal que el clima se hubiera apropiado de toda una nubosidad alrededor que impidiera toda visión, salvo la de copos avanzando con rapidez hacia la infinitud de un atrás que ya pasó. Ese hubiera sido otro destino.

Qué lío, cómo hacer para hacerme a un lugar tan preciado? Elucubraciones, intenciones, deseos y hasta intentos de zancadillas imaginarias. En la mente todo es posible. Lo mejor, dejarse llevar por el sopor de la nostalgia y del deseo decapitado, ocultándose en lo posible en un sueño no deseado.

Y ahora, viéndolo en retrospectiva, él pudo haber sido. Sí, uno se vuelve más inteligente después de que han sucedido las cosas. Pero si la angustia se hubiera podido superar, hasta se hubieran podido captar multitud de imágenes que acontecen dentro de un avión, que a nadie se le ocurre captar. Anónimos en posiciones algo comprometedoras, soñadores profundos, cabezazos tímidos, esculturales miradas, naturalezas muertas, bombillos titilantes, sopor de avión y hasta dragones plasmados en corpóreos morfeos. Una forma de robar la intimidad ajena. Pudo haber sido otro destino.

Pero no lo fue.

Recuerdo, ya pensando en mí como primera persona, que hace unos días, para un trabajo requería con urgencia de una anécdota atribuida a Sócrates y relacionada con el chisme, algo que había guardado hace muchos años. Sé que la tengo escrita, lo que no sé es en dónde. La busqué, escarbé y casi me mato tratando de encontrarla. No fue posible encontrarla. Difícilmente lo obtendría y no quería fiarme de mi memoria para referirme a ella. Simplemente me rendí, abandoné cualquier búsqueda y acepté ese destino. Ya olvidada la angustia, pasaron dos días y ya tenía casi terminado el trabajo, resignado por la falta de alusión a Sócrates. Pero llegó el milagro, caído literalmente del cielo, por curiosidades de la vida, por Internet me llegó Sócrates y su triple filtro. Quedé atónico al leer el nombre del archivo, simplemente Sócrates y más frío quedé cuando me encuentro con que era el archivo que tanto había buscado. Casualidad? Dicen que las casualidades no existen, otros opinan que es el destino el que no existe. Puede que vayan de la mano, tal vez nunca lo sabré.

Scriptum est.

Desde mí encierro en el piso 9º, en un momento en que el trabajo carece de sentido y además no tengo más que hacer.

… las sociedades humanas inventan cosas (normas, técnicas, teorías…) pero nunca «desinventan» nada. Cuando algo de lo que ya está inventado no nos gusta no puede ser desinventado sino sustituido por otra invención mejor. Para curarnos de lo que ya hemos inventado no hay otro camino que seguir inventando... (1)

Foto: JHB (D.R.A.)


(1) Fernando Savater. Política para Amador.

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