Gaviria,
cuando se posesionó por allá en el año 90, gritó eufórico, aunque en ese
momento no tan convencido de su papel presidencial, Bienvenidos al futuro(1) –inclúyase si se quiere el dejo pereirano que le era propio-.
Hoy
leo que Duque ha dicho al presentar sus actividades de los primeros cien días: el futuro ya comenzó(2) -sin estar seguro si el que manda es él, supongo-.
Sé
que la noción del tiempo es relativa, pero para el paisano corriente, presente,
pasado y futuro son nociones que tienen que ver con el hoy, el ayer y el
mañana. Pero para la demagogia las frases rimbombantes hacen la historia y
siendo así, si el futuro de Gaviria empezó en el 90, querría decir que esta
patria boba se quedó congelada durante veintiocho años hasta que Duque decretó
que desde ya empezaba? O era un bienvenida latente hasta que le dijeran que
mañana ya es hoy?
Otra
de las frases sin sentido que se inventan gurús publicistas, mercado-tecnistas
o qué sé yo y en ambos casos de euforia, los palaciegos los veo aplaudiendo con
el mismo fervor con que fueron pronunciadas, sin darse cuenta que es solo una
frase lanzada a los aires, un juramento de bandera, que en cualquier caso ni es
cierta ni se va a hacer real, que sólo es quimera demagógica.
El
punto es que con frases cortas que llegan al oído o al alma se logra el efecto
deseado, poco importa la verdad que contengan y a eso nos hemos acostumbrado y
nos creemos el cuento (como aquél de mano dura y corazón blandito? O cómo era
que en el púlpito predicaba Uribe?).
Como
sea, eso se llama manipulación y hoy, en pleno siglo XXI, en donde el avance en
casi todas las ciencias es tan apresurado y a veces caótico, lo que resulta
cierto es que nos gustan las frases demagógicas, para ocultar desde allí
nuestra desesperanza.
En uno de sus cuentos dice Franz
Kafka: «Por favor, deja que el futuro siga todavía durmiendo como merece. Ya
que si uno lo despierta antes de tiempo, tiene entonces un presente dormido».(3)
De Google (4)
[1] https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-70158
[3] Fernando Savater.
Política para Amador.
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