viernes, 30 de noviembre de 2018

EL HUMOR



En estos tiempos modernos en que somos quisquillosos por tanta bobada que se han inventado, como el de usar el masculino-femenino en discursos izquierdistas para no ofender, pretendiendo ser inclusivos, o para utilizar eufemismos imbéciles, me digo, en que ya no se pueden utilizar ciertas palabras porque ofenden, cuando ya somos tan plurales, que ya es difícil determinar entre macho y hembra (porque se ofenden), marica (si uno le dice a un amigo así será que lo demanda?) y elefegeme o como se llame esa sigla que nunca he podido procesar (porque se discriminan, más entre ellos que entre nosotros), que ya no se puede coquetear (porque somos sexistas, abusivos y no se cuántas maricadas más y termina uno empapelado por un: adiós, mamita! Será que si uno le dice eso a la mamá puede ser denunciado?)

En fin, son cosas de estos tiempos a los cuales nos debemos someter dejando de ser sinceros, habladores y camuflarnos en la cobardía, en el anónimo, en donde no nos vean, por los temores generados por tanta estupidez junta que se procesó en los últimos tiempos.

Pero el punto es el humor. El humor siempre tiene una vena picante, un veneno, una malquerencia, un vainazo que de cualquier manera hace reír a los no afectados y que atenta contra los que se dan por aludidos o destinatarios. Recuerdo que uno tenía su repertorio de chistes por temas, los había de casados, de abogados, de políticos, de maricas, de negros, de gangosos, de putas, de ingenieros, de curas, de policías y de todo lo que era posible. Y eran chistes, era humor de la época. Al que diera papaya se le caía.

Y me encuentro hoy en contradicción. Santos pintado como un bobalicón y Duque como cara de marrano, aunque siempre los presidentes han sido ridiculizados de cualquier manera. Ese es humor gráfico. Y Vladdo fue entutelado pero alegó libertad de prensa y de expresión. El humor parece que tendrá que morir, porque cualquier alusión a cualquier congénere, aún en el humor negro (y éste no tiene nada que ver con el racismo) tiene la picardía del veneno, del vainazo y siempre alguien se verá afectado, así lo entienda dos días después. La cuestión es que ya no se puede hacer un buen humor, ni a lo Verdaguer, porque termina siendo uno tildado de sexista, machista, homofóbico, xenofóbico, uribista y hasta nazi.

Por eso, si me ven en la cárcel no es por corrupto ni por haber cometido un delito, simplemente porque le dije hijueputa a alguien y se molestó; yo tenía razón pero él tenía un mejor abogado! (si es que lo puede haber).


Tomado de Google. 22539955_2050942041893600_1929835965331003533_n.jpg

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