lunes, 12 de noviembre de 2018

POLÍTICA



"Cuando se tienen 20 años, uno cree haber resuelto el enigma del mundo; a los 30 reflexiona sobre él, y a los cuarenta descubre que es insoluble."(1)

Ya que pasó la fiebre política de elecciones y que cualquier traspiés o desacierto del actual gobierno lo vienen cobrando con todo e intereses aquellos de la oposición o de los que simplemente no votaron por el ganador, como es mi caso, cayó en mis manos la Política para Amador, de Fernando Savater. Libro interesante, por demás, sin estar de acuerdo en muchas cosas, estando de acuerdo en muchas otras.

Y eso me llevó a pensar en la política y en su simiente, los partidos políticos de hoy. Reflexioné un poco, verificando mi historia política de identificación partidista para ser más preciso y dentro del contexto colombiano. Sinceramente nunca fui ni godo, ni liberal, ni verde, ni anapista, menos comunista, ni de ninguna secta intermedia. Usé la política según intereses si era necesario; mi mamá me dijo diga que usté es conservador, como su papá y eso fui. Afortunadamente para acceder a los puestos que tuve nunca se requirió definición ni empujón político. Por el contrario, una de mis jefes sabiendo mi desinterés por la política me dijo en alguna oportunidad, diga que usté es godo y su jefe es el senador fulanito y así no lo joden. Así fue. Pero sí conocí de primera mano muchas historias de la porquería, por no decir podredumbre, de los políticos y eso ayudó más a que mi odio hacia ellos sea erizante e hiriente.

            Pero bueno, fuera de mi repulsión, el tema no pudo pasar desapercibido por mi vida, producto de estudios universitarios, de curiosidad histórica, lecturas varias. Y hoy me pregunto, como me pregunté en algún blog anterior, sobre los partidos políticos. Ya no la entiendo muy bien; antes un poco más, releyendo la política inicial de este país, de qué se trataban los partidos, cómo se identificaban, su filosofía, porque viéndolo bien, por estas épocas todos son iguales, lo único distinto son los nombres.

            Qué buscaban los godos de antaño? Se resumía en patria, familia y tradición –como la iglesia que era uno de sus baluartes-. Los liberales? Libertad, sobre todo económica. Los comunistas? Ni idea, porque de comunidad y socialismo poco se veía y eso que las sectas eran innumerables. Y los partidos nacientes en ese momento y hoy murientes como la Anapo, MRL y no sigo.

Y hoy qué persiguen? Pareciera que no hay ideales claros, no tienen vocación filosófica y todo se centra en el pastel que quiere cada uno tomar. He pensado en qué se diferencian los partidos hoy y no encuentro distinción, tanto que ni siquiera distingo las vertientes. Qué es centro, qué es derecha, qué es izquierda, qué es ser verde, o comunista y mucho menos entiendo qué es ser de centro derecha o izquierda o de centro centro; el enmermelado es lo único cierto, la tajada del pastel hace bailar al político. No les importa nada más, mantenerse comiendo pastel, indiferentes a los demás, a las necesidades ajenas. Y tras todo ello: poder, no para compartir sino para aferrarse a él, enriquecerse y querer más poder. En esto todos ellos se identifican.

Hoy, políticamente no soy nada, aunque pudiera decir que soy una amalgama del todo y de la nada, me gusta el gobierno fuerte y firme; odio a los políticos, naturalmente; creo en la necesidad de una sociedad igualitaria, pero no demasiado; en un estado justo, equitativo, libre de toda contaminación. Pero sé que eso es mucho pensar con el deseo y por eso me toca aguantarme con lo que tengo, bien o mal.

Esto da para seguir hablando, pontificando o echando globos, que dejo un espacio para otro blog, mientras me esperan mis cuadros.

De nuevo la cuestión: ¿es bueno o malo este resultado? Te contesto, como antes, que pasó hace tanto tiempo que ya no me acuerdo y que me da igual.(2)


Imagen de Google (3)


(1) August Strindberg. (1849-1912) fue un escritor y dramaturgo sueco. Considerado como uno de los escritores más importantes de Suecia y reconocido en el mundo principalmente por sus obras de teatro, se le considera el renovador del teatro sueco y precursor o antecedente del teatro de la crueldad y teatro del absurdo. Wikipedia.
(2) Fernando Savater. Política para Amador.
(3) 34536303_888469888025485_8768283160506007552_n

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