Así inicia un correo que me llegó. Me llamó la atención
porque que recuerde nunca me han dicho que soy un héroe y lejos de serlo, no he
recibido reconocimiento de ningún tipo, si es que alguna vez lo fui.
El mensaje en su interior decía: ¡juan, eres lo máximo! Estamos increíblemente
felices porque haces parte de la familia de Change.org Colombia. ¡Somos
la comunidad más grande de cambio social en el país! Gracias a tus firmas
muchas peticiones en nuestra plataforma
se hacen realidad. ¡Por eso queremos compartir contigo estas súper noticias del último mes! (sic). Y comenzaba con una serie de logros obtenidos, tales como: En el Congreso se entregaron más de 30 mil
firmas que apoyaban la moción de censura para Alberto Carrasquilla. Que yo
sepa, la moción se hundió y las 30.000 firmas se perdieron. En Popayán, con el apoyo de más de 40 mil
firmas se realizó un plantón en la alcaldía por la liberación de Takeshi.
Se hizo el plantón y? Nunca he creído en los tales plantones, si he de ser
sincero. 11.596 firmas lograron que se archivara
el proyecto para extender el periodo de alcaldes y unificar las elecciones.
Que yo sepa ese proyecto no se hundió por eso y menos por once mil y pico de
firmas. Y lo mejor de todo, es que me consideran un héroe cuando realmente
nunca apoyé ni firmé ninguna de las peticiones a las que aluden y de las que me
hacen héroe.
Bueno,
fuera del reconocimiento inmerecido, dicho no a manera de discurso de
reconocimiento sino todo lo contrario, el manejo, por no decir manipulación, de
la información, hasta en las buenas obras terminan generando una serie de
mentiras que, en mi caso, sólo llevan a que me aleje de esas organizaciones que
habiendo podido nacer con muy buenas intenciones, con el tiempo terminan
endiosándose y creyéndose hacedores de verdad y, como en este caso, manipulando
debilidades colectivas haciendo héroe al que simplemente ayudó alguna vez a un
conocido con su firma, sin estar convencido. Y no me digan que once mil firmas
hundieron un proyecto en el congreso o que faltó una firma para que el ministro
fuera censurado. Se nota que no conocen el intríngulis de la política y lo
marrulleros que son los que deciden allí.
¡Muchas gracias por todo tu apoyo!
Juntos podemos cambiar el mundo
¡Ya
les creí! A propósito esa org es gringa y creo que ni siquiera han oído de un
país que se llama Colombia y vienen a descrestar indios. Y no sigo con mi mala
leche originada por un título que nunca perseguí, merecí ni deseé. Y qué héroe
ni qué carajos, héroe por… mejor me callo.
Los animales buscan, nosotros somos
rebuscados. Cada necesidad es lo que es (física, zoológicamente) pero también
es todo lo que nosotros queremos que sea, lo que queremos que llegue a ser: de
modo que cada necesidad satisfecha no produce sólo alivio y reposo, sino
también inquietud, afán de más y mejor, siempre más y mejor. Antes te he dicho
que el problema es que los hombres no sabemos lo que necesitamos; me refiero a
que no sabemos lo que necesitamos porque no sabemos lo que queremos. Y
«querer», para los humanos, es la primera y más imprevisible de las
necesidades. Permíteme un poco de gimnasia dialéctica: los animales quieren (es
decir, apetecen según sus necesidades) porque viven, mientras que los hombres
vivimos… porque queremos.(1)
Tomado de Google (2)
(1) Fernando Savater. Política para Amador.
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