viernes, 26 de julio de 2019

LIBROS


            Siendo apasionado por la lectura, con sus épocas correspondientes a mucha lectura o a su abandono, me puse a pensar en cuántos libros habré leído a lo largo de mi vida, ya en vías de agotamiento.

            El gusto me nació cuando tenía aproximadamente unos doce o trece años, por lo tanto esos años iniciales no cuentan, lo que me llevaría a pensar que han sido cincuenta años en los que la lectura ocupan parte de la vida, debiendo descartar todo lo leído con ocasión del estudio, de la profesión, del trabajo y de las revistas de consultorio y peluquería.

            Como dije, hubo épocas de extrema lectura –siempre buena literatura-, como los iniciales de la juventud en que para evitar enfrentarme al aburrimiento del día luego del colegio cogía un libro de la biblioteca que mi anciano padre formó a lo largo de su vida. Digamos que leía un libro cada diez días, es decir tres al mes. Digamos que en diez años leí trescientos. Llegó la época universitaria y supongo que le lectura bajó a doce al año, que por cinco años son sesenta libros. La época laboral, muy dispareja la lectura, más bien ocasional, en sus primero tiempos, pero con el mismo tiempo y la posibilidad de que me los prestaran, dado que el valor del libro a lo largo de los años ha sido costoso, hizo del tiempo de lectura fluctuante. Aprovechaba las ferias del libro en las que en aquellas épocas se lograban conseguir buenas novelas y los papayasos de tres por uno y otras gangas permitían un mejor acceso a la lectura. Cómo calcular lo leído a lo largo de ese tiempo, pensando en aquellos trabajos en que no era mucha la demanda de mi tiempo laboral era mucho lo que aprovechaba para leer. Es difícil el cálculo, porque esa vida laboral me ocupó cerca de treinta años. Promediando, con un margen de error que no sé calcular, podría pensar que leía dos al mes, veinticuatro al año por treinta, dan setecientos veinte.

            Ya en estos últimos años, entré a la era digital, a pesar de que inicialmente, por el rechazo al cambio, me negaba a la lectura en computador o similar. Hoy la cosa es diferente, así como la lectura, al conseguirse gratis –o pirateada, si lo prefieren-, hace que me haya vuelto mejor lector y más exigente. Muchas veces me leo dos libros simultáneamente, lo que me lleva a pensar que en los últimos diez años me haya leído unos tres libros mensuales, lo que me darían trescientos sesenta más, para concluir con unos mil libros, si le quito un margen de error del 10%. Y yo pensaba que eran muchos más, quedándome en cola más de doscientos, mas los que quisiera releer y los que van apareciendo.

            Y de lo no leído recurro a Italo Calvino (1), con transcripción literal –para no poner el sic- y de esa manera culminar con mis pensamientos sobre los libros:

… en el escaparate de la librería localizaste la portada con el título que buscabas. Siguiendo esa huella visual te abriste paso en la tienda a través de la tupida barrera de los Libros Que No Has Leído que te miraban ceñudos desde mostradores y estanterías tratando de intimidarte. Pero tú sabes que no debes dejarte acoquinar, que entre ellos se despliegan hectáreas y hectáreas de los Libros Que Puedes Prescindir De Leer, de los Libros Hechos Para Otros Usos Que La Lectura, de los Libros Ya Leídos Sin Necesidad Siquiera De Abrirlos Pues Pertenecen A La Categoría De Lo Ya Leído Antes Aún De Haber Sido Escrito. Y así superas el primer cinturón de baluartes y te cae encima la infantería de los Libros Que Si Tuvieras Más Vidas Que Vivir Ciertamente Los Leerías También De Buen Grado Pero Por Desgracia Los Días Que Tienes Que Vivir Son Los Que Son. Con rápido movimiento saltas sobre ellos y llegas en medio de las falanges de los Libros Que Tienes Intención De Leer Aunque Antes Deberías Leer Otros, de los Libros Demasiado Caros Que Podrías Esperar A Comprarlos Cuando Los Revendan A Mitad De Precio, de los Libros ídem Deídem Cuando Los Reediten En Bolsillo, de los Libros Que Podrías Pedirle A Alguien Que Te Preste, de los Libros Que Todos Han Leído Con que Es Casi Como Si Los Hubieras Leído También Tú. Eludiendo estos asaltos, llegas bajo las torres del fortín, donde ofrecen resistencia los Libros Que Hace Mucho Tiempo Tienes Programado Leer, los Libros Que Buscabas Desde Hace Años Sin Encontrarlos, los Libros Que Se Refieren A Algo Que Te Interesa En Este Momento, los Libros Que Quieres Tener Al Alcance De La Mano Por Si Acaso, los Libros Que Podrías Apartar Para Leerlos A Lo Mejor Este Verano, los Libros Que Te Faltan Para Colocarlos Junto A Otros Libros En Tu Estantería, los Libros Que Te Inspiran Una Curiosidad Repentina, Frenética Y No Claramente Justificable. Hete aquí que te ha sido posible reducir el número ilimitado de fuerzas en presencia a un conjunto muy grande, sí, pero en cualquier caso calculable con un número finito, aunque este relativo alivio se vea acechado por las emboscadas de los Libros Leídos Hace Tanto Tiempo Que Sería Hora de Releerlos y de los Libros Que Has Fingido Siempre Haber Leído Mientras Que Ya Sería Hora De Que Te decidieses A Leerlos De Veras. Te liberas con rápidos zigzags y penetras de un salto en la ciudadela de las Novedades Cuyo Autor O Tema Te Atrae. También en el interior de esta fortaleza puedes practicar brechas entre las escuadras de los defensores dividiéndolas en Novedades De Autores O Temas No Nuevos (para ti o en absoluto) y Novedades De Autores O Temas Completamente Desconocidos (al menos para ti) y definir la atracción que sobre ti ejercen basándote en tus deseos y necesidades de nuevo y de no nuevo (de lo nuevo que buscas en lo no nuevo y de lo no nuevo que buscas en lo nuevo).

Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)


[1] Si una Noche de Invierno un Viajero.

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