Leyendo a Italo Calvino (1) me dio una noción de lo
que es escribir. Es llevar al lector por las sendas de una página en blanco, en
donde van apareciendo, cual carretera, una serie de letras que unidas o
desunidas van adquiriendo presencia, dando conciencia según la redacción. La
simple lectura de esas palabras, medianamente bien definidas, conducen al
lector al abandono de la lectura o al abandono de lo leído, según se le antoje.
El desarrollo y la unión de esas
palabras formadas en torno y encuadrada a una cuartilla de hoja -física o
electrónica-, resultan decisivas para la continuación de la lectura. Dejarse
perder en algún momento resulta peligroso, porque el final puede quedar al
final sin ser leído, por aburrimiento, por inanición, por descuido, por la
falta de un desarrollo. Por eso hay que tener cuidado con lo que se escribe,
dicen que la lengua filosa es venenosa. Las palabras semejantes igualmente lo
son.
Lo curioso del escribir es que
previamente han pasado por un cedazo poco responsable, el pensamiento. Muchas
otras veces el pensamiento va haciendo su dictado para ser copiado, como ahora
mismo, sin previo aviso, pero eso sí, siempre antecediendo al teclado, porque
ya no es mucho lo que se escribe a mano, parece ya pasado de moda, es cuestión
de comodidad, de agilidad y de que letra y pensamiento queden claros al estar
siendo plasmados. La letra escrita a mano, de acuerdo a la agilidad y destreza,
con el tiempo se va perdiendo y terminan unos escritos de letra médica que ni
el mismo escritor reconoce ni logra traducir, por lo ininteligible. Por eso es
mejor la letra mecánica, aún con errores, porque de cualquier modo se puede
descifrar.
Y sin darse cuenta el lector, si es
que ha llegado hasta aquí, que leyendo insulseces escritas por quién sabe
quién, ya ha dispuesto de un buen tiempo, intrigado por el final, por ese punto
final que pondrá fin a esa lectura iniciada sin querer, por equivocación, por
curiosidad.
Tal vez desilusione ese punto final,
que de pronto quede en suspensivos, lo que le haría pensar en el tiempo
perdido. Quizás quede divertido, pensando en que un escritor le llevó por un
camino impensado y que entre coma y coma le hizo recapacitar, enseñándole que
no todo tiempo perdido es perdido, algo puede quedar. De pronto, la locura
ajena hizo que se produjera un reencuentro con la suya misma y le ayuda a saber
que no está solo, que hay algunos como él. A lo mejor, esa lectura, ese
seguimiento de letras imprecisas le haya distraído de un mal mayor, de una pena
agobiante, de una preocupación displicente, de esas que dejan el sinsabor de un
mal rato del que no es posible escapar, como las tonadas que se pegan y que no
salen de la mente aún retándolas a irse. Posiblemente, sí, posiblemente se ría simplemente
de la ridiculez de lo escrito, pensando en que hay muchas formas de matar el
tiempo.
Porque el tiempo también se mata, no es un solo decir,
se mata en las redes sociales viendo cuanta barbaridad hay, publicando desde
elevados pensamientos a las estupideces que llevan a pensar que cómo hizo el
ser humano para evolucionar hasta ese grado de estupidez de selfis, de comentarios
que ni ellos mismos se creen, de lo que desearían ser pero jamás serán,
escondidos en frases grandilocuentes sabiendo que otros saben sobre su pequeñez
de pensamiento.
Y todo para qué? Si todo termina en un punto final,
como éste que prosigue.(2)
… y en cambio las
frases siguen moviéndose en lo indeterminado, en lo gris,
en una especie de tierra de nadie de la experiencia reducida al mínimo común
denominador. Ten cuidado: con seguridad se trata de un
sistema para implicarte poco a poco, para capturarte en la peripecia
sin que te des cuenta: una trampa. O acaso el autor está aún indeciso, como
por lo demás tampoco tú lector estás muy seguro de qué te gustaría más leer.(3)
Tomada de Facebook.
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(1) Italo Calvino - Si una Noche de Invierno
un Viajero.
(2) Nótese que ese signo convencional de
punto (.) corresponde al punto final de este escrito, mas no de la vida, que
contendrá un sinnúmero de puntos finales, como la vida misma. Ya al leer esta
nota de página el lector podrá determinar cómo le fue por este recorrido de
letras, sin sentido o con más sentido del pensado, ya cada cual elegirá!
(3) Italo Calvino - Si una Noche de Invierno
un Viajero.
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