Viendo
las vallas políticas, me basta con verlos para saber que se trata de personas
que tienen una cara de honradez
(nótese la ironía de la frase y el consabido sarcasmo, al estar en cursiva).
Pareciera que todo político resulta reconocible de lejos, la cara los delata,
con su sonrisa en falsete y vestidos que a leguas se ve que son prestados o que
nunca usarán, fuera de la foto, naturalmente.
Y
hablando de sonrisa en falsete, desde que se inventaron los selfies y la
sonrisa hipócrita, obligada y falsa que les acompaña, todas esas fotos quedan
en lo que son, una hipócrita situación de felicidad no sentida. Será que la
gente no se da cuenta de lo falsas que son esas sonrisas, de lo incongruentes
con la vida real, de la mal copia que hacen porque los demás lo hacen? Acaso no
se ven reflejados en una mentira y además, quedan más feos de lo que son. Si
fueran conscientes nunca más se harían una. Pero bueno, la presión social lleva
a extremos como ese!
Pero
continúo, no sé pero por regla general los políticos tienen una cara de poco
honrados, de poco honorables, de gente en la que no se puede fiar ni confiar y
cuando usan la sonrisa selfie (en mi época era la sonrisa Colgate o la
sonrisal, pero era más elegante, no tan falsa) lo que hacen es enfatizarse en
una sonrisa burlona, retadora, de esas que dicen los voy a robar, gracias a
ustedes. Pareciera que la cara concuerda con la profesión, de ellos, aclaro. Si
se la vieran en el espejo con objetividad deberían cambiar de profesión.
Dicen
que la imagen lo es todo y se corrobora en las de los políticos: lo es todo,
una farsante imagen que dice lo que no se escribe, que nos van a robar, que no
son tan honrados como pregonan. Por eso no voto por ninguno de esos vagabundos,
que roben gracias al voto de otro, no del mío.
La culpabilidad es
intransferible. (1)
Tomado de Facebook 67294931_2709647432412658_4355699778537914368_n.jpg |
[1] Palabra en boca de Sila a Julio Cesar. Colleen McCullough -
Favoritos de la Fortuna.
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