Próximas las elecciones y hablando de democracia, me
pareció justa la definición que le diera Miquel Garau
(quien no tengo ni idea de quién sea, aclaro pues lo recibí por Facebook) y
vale la pena leerlo.
Supongamos que estás en una habitación con 4 personas más y
deciden votar para pedir para cenar.
2 piden chino
2 piden italiano
1 pide mierda frita (perdón por la
escatologia pero así lo entienden mejor)
Como no se ponen de acuerdo, deciden volver a votar.
Uno de los que pedía chino y uno de los que pedía italiano
dicen que pasan de votar porque es un coñazo.
Así que la nueva votación queda:
1 china
1 italiana
1 mierda frita
2 abstenciones
Como no se ponen de acuerdo de nuevo, deciden volver a votar
una vez más, pero esta vez los que piden China e italiana se cansan y tampoco
va a votar, y la votación queda así:
4 abstenciones
1 mierda frita.
Con lo cual acaban comiendo los 5 mierda frita, no porque sea
lo que quiere la mayoría sino porque es lo que quiere el único que fue a votar.
No es justo pero es lo que hay.
Así que si no quieres comer mierda frita durante los próximos
4 años igual deberías ir a votar.
De allí que no queden los más
capaces, si es que hay alguno; ni los más competentes, si los hay; ni los más
honestos, que creo que son los más extraños en ese mundo político.
Por eso seguiré votando en blanco
–creo-, porque ninguno de los candidatos merece mi respeto y sí, seguiré
comiendo mierda frita gracias a los que sí votaron, pero no por convicción. Mi
abstención es por convicción, porque ya no creo en la democracia.
Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.) |
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