lunes, 29 de marzo de 2021

TE AMARÉ POR SIEMPRE.

             Dijo ella.

 

            Antes de que él respondiera, se hizo una transición de tiempo-espacio, es decir, en una fracción sucedió todo.

             Por siempre oyó él, una sentencia inapelable. Y cuánto era por siempre, se preguntaba, cuánto era por toda la vida, pensaba, como si oyera una promesa para cumplirse hasta más allá de la eternidad.

             En ese instante era una promesa, afirmada con seguridad pero sujeta a cumplimiento, como promesa que era. También pensó que ese por siempre estaba sujeto al destino, una promesa azarosa pero que parecía posible de cumplir.

             Aunque el por siempre podría significar por un año, por diez, tal vez por quince, porque nunca se sabe, como solía suceder en los tiempos de los abuelos que, de cualquier manera, se llegaban a celebrar las bodas de oro o de diamantes, de cualquier manera.

             Hoy, igual que ayer, se siguen haciendo las promesas de amor eterno, sin pensar en cuánto va a durar esa eternidad, porque las promesas son relativas, se hacen al calor de la emoción y hasta que ella pase y hasta que a alguien le pese, es promesa.

             Por siempre es mucho tiempo, pero aun así, el respondió:

 

-          Yo también.

 

Te amaré toda la vida

Todos los años, los meses y los días

Todas las horas y todos los instantes

Mientras pueda latir mi corazón.[1]

Tomado de Google
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[1] Te amaré toda la vida. Javier Solís. Para quienes quieran recordar: https://www.youtube.com/watch?v=OS0FaBgaUtI.

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