Las redes sociales prestan sus servicios
sociales, creo. Que se perdió fulanito, que zutanito se escapó. Tratándose de
animales perdidos es ayuda, en cuanto se esté en el entorno del caso.
Sin embargo, me ha llamado la
atención las oleadas de denuncias que se presentan, como por épocas. Menciono,
por ejemplo, la de los taxistas hampones, de los taxistas que se aprovechan y
de los taxistas poco honestos. Y entonces llegan mensajes con que cuidado con
el taxi de placas tales. Y de taxi en taxi denunciados, me preguntaba, cómo
poder saber si el que uno puede llegar a tomar no está en la lista de
denunciados? Pues, según oleada de denuncias, a uno le llegan informes de
tantos que ni aún teniendo listado de placas puede llegar a saber si el que va
a parar es o no es. En alguna oportunidad me imaginaba parando un taxi, sacando
del bolsillo un listado de placas denunciadas en redes, me tomaba los minutos
de revisión y verificación y después le decía: no gracias, usted está
denunciado por paseo millonario.
Es decir un ejercicio a la larga
inútil.
Y recordé también cuando se publican
en redes las fotos de hampones (machos y hembras, para que no me critiquen de
usar idioma incluyente, o como se diga), al parecer todas las caras son
iguales, como si todos los hampones fueran iguales, porque a primera vista
todos son iguales, no sé si en presencia de ellos no se vea igual. Pero para
mí, todas las fotos que publican redes es como si fueran el mismo (machos y
hembras, para que no digan que no soy incluyente). Hasta los peinados son los
mismos, la mirada igual, huraña, desconfiada, altanera (de hombres y mujeres
hampones, insisto). Entonces el problema, al salir de casa, para evitar el
encuentro con algún hamponcete (de ellos y de ellas, y de más acá, o más allá,
como se quiera), es que en vez de un listado se tendría una tira de fotos para
revisar y tener cuidado.
Es decir un ejercicio a la larga
inútil.
Y en ambos casos, si no lo vuelven a
uno miedoso, al menos lo vuelven desconfiado, aunque actualmente todos los
somos, por lo que nos harían más desconfiados, en consecuencia, mejor
olvidarse, como en efecto lo hacemos, de todas esas advertencias, pues resultan
un ejercicio a la larga inútil.
… hacía tiempo que habían descubierto
la soberana verdad que encierran las estadísticas del crimen: el número de
delitos denunciados disminuye en la medida en que aumentan las dificultades y
la pérdida de tiempo que conlleva su denuncia.
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