viernes, 12 de marzo de 2021

UN EJERCICIO A LA LARGA INÚTIL

             Las redes sociales prestan sus servicios sociales, creo. Que se perdió fulanito, que zutanito se escapó. Tratándose de animales perdidos es ayuda, en cuanto se esté en el entorno del caso.

             Sin embargo, me ha llamado la atención las oleadas de denuncias que se presentan, como por épocas. Menciono, por ejemplo, la de los taxistas hampones, de los taxistas que se aprovechan y de los taxistas poco honestos. Y entonces llegan mensajes con que cuidado con el taxi de placas tales. Y de taxi en taxi denunciados, me preguntaba, cómo poder saber si el que uno puede llegar a tomar no está en la lista de denunciados? Pues, según oleada de denuncias, a uno le llegan informes de tantos que ni aún teniendo listado de placas puede llegar a saber si el que va a parar es o no es. En alguna oportunidad me imaginaba parando un taxi, sacando del bolsillo un listado de placas denunciadas en redes, me tomaba los minutos de revisión y verificación y después le decía: no gracias, usted está denunciado por paseo millonario.

             Es decir un ejercicio a la larga inútil.

             Y recordé también cuando se publican en redes las fotos de hampones (machos y hembras, para que no me critiquen de usar idioma incluyente, o como se diga), al parecer todas las caras son iguales, como si todos los hampones fueran iguales, porque a primera vista todos son iguales, no sé si en presencia de ellos no se vea igual. Pero para mí, todas las fotos que publican redes es como si fueran el mismo (machos y hembras, para que no digan que no soy incluyente). Hasta los peinados son los mismos, la mirada igual, huraña, desconfiada, altanera (de hombres y mujeres hampones, insisto). Entonces el problema, al salir de casa, para evitar el encuentro con algún hamponcete (de ellos y de ellas, y de más acá, o más allá, como se quiera), es que en vez de un listado se tendría una tira de fotos para revisar y tener cuidado.

               Es decir un ejercicio a la larga inútil.

             Y en ambos casos, si no lo vuelven a uno miedoso, al menos lo vuelven desconfiado, aunque actualmente todos los somos, por lo que nos harían más desconfiados, en consecuencia, mejor olvidarse, como en efecto lo hacemos, de todas esas advertencias, pues resultan un ejercicio a la larga inútil.

 

… hacía tiempo que habían descubierto la soberana verdad que encierran las estadísticas del crimen: el número de delitos denunciados disminuye en la medida en que aumentan las dificultades y la pérdida de tiempo que conlleva su denuncia.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Donna Leon. La chica de sus sueños.

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