viernes, 5 de mayo de 2023

DE LA FELICIDAD

             No sé si es una frase de cajón. Tampoco sé si es verdad. Dicen que uno de los secretos de la vida es la de ser feliz. Hay que ser feliz, dicen; hay que buscar la felicidad como el nirvana que, naturalmente, no está a disposición de todo el mundo. Se impone sí como una necesidad biológica.

             En la realidad la cosa es bien distinta, la vida es muy diferente, no es tan rosa como es presentada y tal vez, por ello, por no ser rosa, es que se impone la necesidad de buscarla a cada instante, en cada rincón, a todo momento, se convierte en una necesidad para sobrellevar la vida misma.

             Pero me encontré dentro de mis lecturas diarias un inicio de comprensión, más real, que puede dar una luz al tema: 

Intento comprender todas las formas de pensamiento —explicó el doctor— para tener una visión más amplia del mundo y del ser humano, pero al final parece que a todos nos preocupa lo mismo, en cualquier rincón del planeta y a lo largo de todos los siglos.

—¿Qué es…?

—Ser felices, ni más ni menos. Estamos tan seguros de que nuestro objetivo en la vida, casi diría que nuestro derecho, es conseguir la felicidad, que cualquier contratiempo nos descoloca, nos lleva a la frustración y al desánimo. Deberíamos enseñar a los niños que la vida es dura, una carretera llena de curvas y baches que siempre termina en un profundo barranco. Eso sí, por el camino, si tenemos suerte, podemos hacer unas cuantas paradas en lugares más o menos interesantes donde pueden suceder cosas que nos hagan moderadamente felices.

—Bueno, creo que es lícito buscar la felicidad.

—Por supuesto, pero siempre que tengamos claro que no es lo único que nos podemos encontrar. La vida también conlleva malos momentos, cierta dosis de sufrimiento, más de una desilusión y, desgraciadamente, bastante dolor, tanto físico como psicológico. La felicidad consiste en saber exprimir al máximo los buenos momentos y que su recuerdo nos ayude a superar los malos. No podemos dedicar la vida a esperar más, tenemos que aprender a ser felices con lo que somos y con lo que tenemos. Obviamente, es lícito y recomendable intentar mejorar, pero si no lo conseguimos, no debemos hundirnos en la tristeza. El problema de la sociedad actual es que no tolera la frustración.

—Es una gran lección, doctor, la recordaré.[1]

                  Entonces, me pregunto, ante la imposibilidad de encontrar ese nirvana, casi imposible, lo mejor es buscar la tranquilidad, pues lográndolo, de la mano vendrán los momentos de felicidad, aunque, en últimas, ésta acaso no es lo mismo que la tranquilidad misma? La tranquilidad de vivir, de ser, de andar por este mundo, sin estar preocupados por andar buscando una quimera que no llega de manera constante y definitiva. (En mi interior oigo una vocecita que me dice: hasta que llegue cualquier hijueputa viene a amargarnos el día, que de esos nunca faltan). 

Pensamos mucho más de lo que actuamos.

No estaba de acuerdo. Hay gente que se mantiene permanentemente ocupada para no tener que pensar.[2]

Tomado de Facebook
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[2] El poeta de Gaza. Yishai Sarid.

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