Siempre
hay algún pensamiento que nos ronda por la mente, incluso cuando intentamos no
pensar. Un documental de la DW[1]
que a pesar de ser lo más didáctico posible, queda uno en la nebulosa. Nada más
pensar cómo se produce un pensamiento. La suma de proteínas, glucosa, oxígeno, neuronas,
las sinapsis que hacen, redes eléctricas, intrincadas conexiones, todo debido a
la química, junto con transmisores eléctricos, una abigarrada constelación
de intercambios moleculares y iónicos que dan por resultado eso que llamamos
pensamiento…[2]
Cómo lo hace? Vaya uno a saber, pues la ignorancia me impide hasta imaginar el enredo. De allí que no tenga más remedio que citar a Hipócrates (no porque sepa algo del tema sino que me lo encontré en internet): “Los hombres deben saber que el cerebro es el responsable exclusivo de las alegrías, placeres, risa y diversión, y la pena, desaliento y las lamentaciones. Y gracias al cerebro, de manera especial, adquirimos sabiduría y conocimientos, y vemos, oímos y sabemos lo que es repugnante y lo que es bello, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es insípido… Y gracias a este órgano nos volvemos locos y deliramos, y los miedos y terrores nos asaltan… Debemos soportar todo esto cuando el cerebro no está sano…Y en este sentido soy de la opinión de que la víscera ejerce en el ser humano el mayor poder”.[3]
Pues sí, el poder del pensamiento. No se aquieta, ni estando dormido y es invitado obligado a pesar de no ser invitado, siempre está. Y tiene un poder muy particular, hasta piensa por nosotros y no es que sea el más optimista porque si se ve euforia en nosotros automáticamente pone la correspondiente semilla del pesimismo: que algo va a pasar, que no apagó la estufa, que qué tal que nos caiga un meteorito (hasta esos extremos puede llegar).
El pensamiento, a pesar de ser nuestro, al menos en teoría, acaso no tendrá viva propia que a veces se conjuga con la nuestra, a veces se separa, es como si tuviera vida propia, una especie de esquizofrenia, digo yo, siempre está, pero a veces se queda en automático, otras nos dejan a la deriva, otras tantas nos permiten sentir que son propios esos pensamientos, pero otras van volando en su propia independencia. Será así? De allí que tenga tanto poder sobre nosotros al ser responsable exclusivo de las alegrías, placeres, risa y diversión, y la pena, desaliento y las lamentaciones.
Qué vaina no? Y uno que se creía dueño de sí mismo.
Y
quizá tuviera razón. Quizá todo fuera mejor si, en lugar de darle vueltas a
cada pensamiento hasta retorcerlo y convertirlo en un problema, nos
conformáramos con lo que la vida nos da, las cosas sencillas de cada día que,
cuando te permites detenerte un minuto y disfrutarlas, se convierten en un
increíble placer.[4]
[1]
https://www.dw.com/es/42-la-respuesta-a-casi-todo-qu%C3%A9-poder-tienen-los-pensamientos/a-64832528
[2]
http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1810-634X2005000100009
[3] https://www.cognifit.com/co/cerebro
Hipócrates (S.IV a.C.) Sobre las enfermedades sagradas.
[4] Bajo la piel. Susana Rodríguez
Lezaun
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