El nombre de un capítulo de una serie coreana (Corea a la paik). Me llamó la atención la frase, cosa rara en mí, dirá más de uno.
Al otro día, paseando los perros, tuve una conversación con un desconocido, que terminó contándome que ya la universidad en donde trabajado le había notificado que debía iniciar los trámites de su pensión o ella lo haría, buen ultimátum. Y me contaba que se sentía traicionado, se sentía echado, después de más de treinta años de darle sus esfuerzos a la universidad. Que en qué iban a parar todos los proyectos en que venía trabajando, que cómo se les ocurría y que no tenían en cuenta todo lo que construí y patatín, patatán, la retahíla consabida. Fue poco lo que me dejó opinar en medio de sus quejas. Que no sabía qué hacer, que el sueldo se le reducía, que no se veía estar encerrado en la casa, que por eso salía al parque, para no sentirse enjaulado. Y blablablá.
Entonces eso me llevó a pensar en lo que puede significar envejecer, sin darnos cuenta que envejecemos cada día, de niño a joven, a cuarentón, a cincuentón, a sesentón, cada día envejecemos y las arrugas sólo se hacen presentes en la conciencia cuando estamos pensionados, a pesar de que con el paso del tiempo se han ido incrementando, sin ser visibles ante la realidad. Entonces cuándo se envejece? Supongo que desde que nacemos, para envejecer hemos nacido, parodiando al poeta que dijo que para morir hemos nacido. En mi caso, cuándo envejecí, es pregunta irresuelta porque nunca sabré su respuesta, lo único que sé es que ya envejecí, a pesar de que pudiera negarlo, pero ante el espejo es imposible hacerlo. Recuerdo entonces una frase leída y que infaliblemente tendré que cumplir: Hizo lo que todos los demás. Se murió.[1] Entonces, qué es envejecer?
«Descanse en paz», se leía en la lápida, y (…) sabía que si en algún sitio cobraba sentido aquel ruego, era en esa lápida.[2]
[1] Farsa. Thomas Erickson.
[2] Pasaje de las sombras. Arnaldur Indriðason.
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