Cuando el pasado se queda grabado en el presente, como si
siempre hubiera estado presente, es imagen que se queda en eterno presente,
como si fuera presente, sin que el tiempo hubiera podido desmejorarla, ni tan
siquiera difuminarla ni decolorarla, es pasado fijo en presente, sucediendo así
cada vez que el recuerdo lo retrotrae.
Basta con imaginar el mosaico de egresados de hace
cuarenta o cincuenta años. La imagen que allí aparece es la que quedó grabada a
pesar del tiempo, a pesar de la ausencia de los años, es imagen que no se
trastoca, que es permanente, que se quedó en presente a pesar de ser un pasado,
bien lejano. Es imagen que no se actualizó, estática en su juventud y grabada
así en ese recuerdo.
Imaginar un reencuentro después de tantos años es ver, a
pesar de todo, un reencuentro de desconocidos y más aún verles en presente,
pasados todos esos años con las consecuencias de la edad. Cuarenta o cincuenta años
más viejos, más arrugas, más deterioro, pues el tiempo no pasa en vano. Los
comentarios surgirán, son apenas naturales, de los cambios sufridos y las
imágenes guardadas de ese mosaico pasado, pensando que el tiempo no había
pasado, no son nada halagüeñas enfrentadas a ese nuevo presente a un cambio de
imagen obligatorio. Nada qué decir de los comentarios que se harán: cómo está
de viejo; sí la vio lo arrugada que está; y lo bonita que era; está gordo
panzón, como si no se cuidara; y fulanito con la pinta que tenía y verlo ahora.
Son comentarios obligatorios.
Y si entre ese mosaico estuviera la exnovia nunca olvidada,
recuerdo de bonita mujer, cuarenta o cincuenta años más vieja, se produce un
choque mental fenomenal, de no te lo puedo creer, de completa desilusión al no
ver la belleza de antaño sino la vejez del presente, un golpe duro al recuerdo,
a la ilusión que llevan al desengaño, decepción, desesperanza, aunque en algún
recóndito espacio de suspiro de menos mal.
Gran desilusión se lleva uno, es un golpe tremendo al
recuerdo.
(Eso sin ver el otro lado de la moneda, uno está cuarenta
o cincuenta años más viejo y uno igualmente estuvo en boca de todos en aquella
reunión, cómo está de viejo, calvo, ojeroso, cansado y sin ilusiones y esa exnovia
eventualmente también suspirará pensando en menos mal…)
—Por otro lado —continuó—, no sé si alguna vez
he estado realmente enamorada. Tengo algunos recuerdos lejanos, de cuando era
joven, pero ahora esos recuerdos me parecen actuaciones, simulaciones. Ni
siquiera sé lo que significa estar enamorada. A veces eso me asusta. Entonces
pienso que soy así, qué le vamos a hacer, habrá que resignarse. Tal vez tengo
un defecto de fábrica aquí —dijo mientras se acercaba el puño cerrado al
corazón—. No sé si entiendes lo que quiero decir. Y si te soy sincera, ni
siquiera sé por qué te estoy contando todo esto. ¿Tú lo sabes?
Tomado de Google
1540488955507
Totalmente de acuerdo
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