lunes, 31 de marzo de 2025

PARA PENSAR

  

El lenguaje técnico que la describe, aunque con suma precisión, no expresa ni de lejos lo que es morir, morirse. El motivo principal de esto es que la muerte no le ocurre a quien se muere, que ni cuenta se da, sino a quienes quedamos vivos. La muerte es un asunto de los vivos y no de los muertos porque solo los vivos la sentimos y padecemos. Pero ¿cómo expresar eso que sentimos? La prosa técnica y precisa tiene una frialdad de quirófano, de mesa operatoria, blanca, dura, marmórea, quizá con alguna salpicadura de sangre sobre las sábanas desinfectadas, pero nada ahí genera la ilusión de la vida, que es la que nos aterra de la muerte.[1]

 

            Y así me quedé, pensando.

Tomado de Facebook
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[1] Salvo mi corazón, todo está bien. Héctor Abad Faciolince. 


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