Creo que tuve un sueño, en el que varios personajes estaban reunidos en un cafetín del centro. Era una colección de vejetez, el más joven, yo, creo. Estaba Saramago, García Márquez, Gary Jennings, Oriana Fallaci, la Yourcenar, Mika Waltari, Gore Vidal, Kundera y hasta Aleida, entre otros varios (pueden consultar los pies de página, para verificar el autor de cada una de las frases). Casi todos ellos muertos en esta vida. En mi sueño, todos ellos gozaban de sana salud. Y empezaban una conversación, que dentro de mis recuerdos, era la siguiente:
- Hoy hablemos de muerte y vejez, ya que estamos todos reunidos y
reunimos requisitos. Ya no somos jovencitos y es hora de empezar a pensar en
nuestro porvenir.
- Y yo
recuerdo que mi madre me contaba que cuando nací “Habían venido a ver al recién nacido. Cada uno de ellos, inclinándose
hacia mí, dijo el saludo tradicional: ‘Has venido a sufrir. A sufrir y a
perseverar’.”[3]
- Viéndolos a
ustedes solo recuerdo que “Es
una verdad grande y sublime que el hombre no comprenda la vida más que durante
los días de su vejez, cuando la vida huye y no le ocurre ya nada.”[4]
- Aunque ya
parecen todos unos ancianos quejándose de la juventud ida, eso es cierto, “Un hombre es un hombre, y un hombre
está hecho de generosidades y egoísmos, de coraje y de debilidades, de
coherencias e incoherencias: si una mitad de ti esperaba que no sucediera, la
otra mitad lo deseaba hasta el espasmo.”[5]
- Ya empezaste
con tus comentarios, no sé si decir pesimistas o depresivos, pero venenosos
como los que acostumbra Juan.
- Ni lo uno, ni
lo otro, recuerda que “La costumbre es la
más infame de las enfermedades porque te hace aceptar cualquier desgracia,
cualquier dolor, cualquier muerte. Por costumbre se vive junto a personas
odiosas, se aprende a llevar cadenas, a padecer injusticias y a sufrir, se
resigna uno al dolor, a la soledad, a todo. La costumbre es el más despiadado
de los venenos porque penetra en nosotros lenta y silenciosamente, y crece poco
a poco nutriéndose de nuestra inconsciencia. Cuando descubrimos que la tenemos
encima, cada una de nuestras fibras está adaptada, cada gesto se ha
condicionado, y ya no existe medicina que pueda curarnos.”[7]
- Por eso creo yo que “El corazón
humano es tan insensato que deposita su confianza en el porvenir y la
esperanza, sin aprender nada de sus errores, e imaginando que el mañana será
mejor que la víspera”[8].
- Oyéndolos,
creo que “He llegado a la edad en que la vida, para cualquier hombre, es una derrota
aceptada. Decir que mis días están contados no tiene sentido; así fue siempre;
así es para todos”[10].
- Puedes tener razón, pero recuerda que “Tener razón demasiado pronto es lo mismo que equivocarse.”[11]
- Ya me salieron con viejas sabidurías, olvidando que “los sabios lo saben todo, pero no todo.”[12]
Y volviendo al cuento,
creo que “La verdad es que los primeros
cambios son tan lentos que apenas si se notan, y uno sigue viéndose desde
dentro como había sido siempre, pero los otros los advierten desde afuera”[13].
- Como lo
dije, no se debe olvidar que es una ley divina que “La vida humana es trágica; termina en el dolor y en la muerte.”[14]
- En efecto, “La vida humana
acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras
decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas. En la situación dada
sólo hemos podido decidir una vez y no nos ha sido dada una segunda, una
tercera, una cuarta vida para comparar las distintas decisiones”[15]
Y así es, porque “El hombre nunca puede
saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla”[16].
- Si no se puede comparar y menos comprar, es tanto como preguntar, para
efectos de la vida “Qué precio tiene algo
que no tiene precio?”[17]
- Un momento, en esta cuestión “La
pregunta, aparte de innecesaria, era, cómo diremos, un poquito desleal, en
primer lugar porque saber, eso que se llama saber, siempre se sabe algo,
incluso cuando no sirve para nada”[18].
- Pero olvidas
que “Lo que sólo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre
sólo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto.”[19]
- Creo que ya
nos estamos metiendo en honduras y saben cómo terminamos cuando nos dejamos
tentar.
- Por mi parte, debo reclamar, en tal caso, “Como escribe Eurípides, ‘un esclavo es aquel que no puede
expresar su pensamiento’.”[21]
- Recuerden antes
de comenzar, el proverbio siciliano “Sólo
los verdaderos amigos nos dicen que tenemos la cara sucia”.
- Y tú, no
dices nada?
- He aprendido
como dice el proverbio hindú, ya que estamos en proverbios, que “Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores
que el silencio”. Ergo…
- Ahí está pintado y conociéndote: “Es más fácil
variar el curso de un río que el carácter de un hombre” según dice el proverbio
chino.
- Ya dejémonos de puyas y continuemos…
- En ese caso y retomando, “No
existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor,
porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin
preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo.
Pero ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo es ya la vida
misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni siquiera boceto es la palabra
precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación de un
cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un
borrador sin cuaderno”[22].
- Ese es un gran problema, porque “Se
comprende siempre después, puesto que comprender a tiempo sirve para
obstaculizar el destino ya escrito”[23].
- Hoy estás
especialmente inspirado.
- “la inspiración no avisa, le
dije.
- No olvides
que particularmente a nuestra edad “La memoria es creativa y selectiva,
borra recuerdos y otros los falsifica”[26].
- Y por eso y
precisamente a nuestra edad cometemos tantos errores.
- Ojo, “cometimos, porque si uno se equivoca y el otro no corrige, el error es
de ambos (...) si uno erró y el otro corrigió, el acierto es de ambos.”[27]
- Ya me salió general, tratando de empatar hasta en estas, recuerda que
no “Todo es tan sencillo cuando uno no
decide nada y se limita a obedecer”[28].
- La que no ganas
la empatas, aún en sueños.
- Buena sentencia, se te anota.
- “el
sueño es un prestidigitador hábil, muda las proporciones de las cosas y sus
distancias, separa a las personas y ellas están juntas, las reúne, y casi no se
ven una a otra”[30]
- Retomemos, íbamos en que solo se vive una
vez… me atreví a intervenir.
- “Si,
a tu edad esperan muchas clases de vida. Puedes ir en la dirección que escojas.
Puedes ir solo o acompañado. Los compañeros quizás caminarán contigo una
distancia larga o corta. Pero al final de tu vida, no importa cuán llenos hayan
estado tus caminos y tus días, habrás tenido que aprender lo que todos
aprenden. Será entonces demasiado tarde para comenzar de nuevo, demasiado tarde
para todo, excepto el remordimiento. Así es que apréndelo en este momento.
Ningún hombre ha vivido jamás más que una vida y ésa ha sido escogida por él
mismo y la mayor parte la vive solo”[31].
- O como dijiste en uno de tus libros: “Crecemos y miramos hacia abajo, envejecemos y miramos hacia atrás”[32]. Muy
buena definición, se te anota.
- Y tu, que no has modulado palabra, qué opinas?
- Si hablamos de la muerte “Cómo
puede usted tratar de medir la muerte, cuando es una entidad que no se puede
evitar? ¿Cómo puede usted multiplicar una nadería por cualquier número conocido
en aritmética? Cuando un solo hombre muere, es como si todo el universo
viviente dejara de existir, en cuanto a lo que él concierne. Asimismo, cada
otro hombre o mujer dejan de existir para él; los que son amados y los que son
desconocidos; cada criatura, cada flor, cada nube o brisa, toda sensación y
emoción. Su Ilustrísima, el mundo y cada pequeña cosa muere todos los días, por
alguien”[34].
- "Supongo
(entonces) que uno nunca le presta mucha atención a los muebles de su casa
hasta que otro viene de fuera y le halaga esa pieza en particular.”[35]
- Santo Dios, hoy sí estamos inspirados, pero la eternidad se nos está
acabando, tal vez ustedes no tengan que madrugar, pero…
- A mí la vida
me enseñó, como el proverbio ruso “Reza, pero no dejes
de remar hacia la orilla”.
- Es nuestro sino respecto de la muerte, “En cuanto ‘producto’ material, llevamos la
fecha de caducidad inscrita en nuestros genes”[37]
- "Somos
sabios. Pero la mayor sabiduría, en ese momento consiste en saber que lo hemos
sabido demasiado tarde. Comprendemos todo cuando ya no hay nada que comprender”[38], ese
es nuestro pecado.
- O nuestro
mayor miedo.
- Tal vez no, “Los demonios que
poseen a un hombre nacen en sí mismo, son los hijos de sus propios deseos”[39].
- Oyéndolos, sólo puedo decirles que “De mí no recibirás halagos, sino solo consejos, puesto que es un
muerto quien te habla.” Y por eso siempre quise “que mis cenizas sean enterradas en un camino de paso, para que las
pisotee la cotidianidad cuando yo esté definitivamente lejos de ella; y quiero
que una sencilla losa recuerde que fui el más grande pecador y el peor hombre
que el mundo ha conocido, para declarar así la nombradía de mi adversario.
Hermano, reza por mí y medita sobre las asechanzas que tuvo mi camino.”[40]
- En tal caso, sólo puedo recitar el siguiente
poema que aprendí de Panagulis:
No te
comprendo, Dios.
Dime
otra vez:
¿Me
pides que te dé las gracias o
que
te perdone?[41]
- Entonces “no temo a la muerte. Después de todo, como decía Sócrates, es una gran
aventura”[42] y
aquí estamos.
- “Nadie sabe
muy bien qué es lo que teme pero todo el que sabe, sabe que teme”. Además, a
los viejos se les endilga el temor, pero “Los
ancianos no ignoran que ya han perdido lo que los jóvenes todavía no están
seguros de poseer y respetan a las generaciones que les siguen en nombre de la
posible revelación de su carencia”. Y por todo esto “Lo que nos falta para ser completos es morir”[43].
- “‘Sepa
usted, doctor, que todos los hombres mueren jóvenes’. Por el contrario, Ciorán
dictaminó que quien no muere joven, merece morir”[44].
- Oigo lo que tanto criticábamos antaño: “Los ancianos gustan de remontar sus recuerdos a los días de su
juventud, como los extranjeros que ansían volver a su propio país. Se complacen
en referir anécdotas del pasado, así como el poeta se complace en recitar su
mejor verso. El anciano vive espiritualmente en el pasado, porque el presente
pasa para él velozmente, y el futuro le parece una aproximación al olvido de la
tumba”[45].
- “Pero
recuerda que la vida cambia y que debemos habituarnos a decir adiós a muchas
personas y cosas. (…) Lo
importante es que la vida es siempre un ir y venir, desde el principio hasta el
fin. No sabemos nunca lo que ocurrirá.”[46]
- En efecto, me hiciste recordar a Quinto
Horacio Flacco “Los tiempos cambian y
nosotros con ellos…”, es la mejor forma de sobrellevar esta vejez.
- “A
menudo pienso si Jesús fue un hombre de carne y sangre, o un pensamiento
incorpóreo de la muerte o una idea que visita la visión del hombre.”[47]
- Por eso es que “No
debemos ser ni demasiado racionalistas, que todo lo queramos explicar, ni tan
escépticos que nada queramos admitir.”[48]
- Esta
conversación se está saliendo de contexto, dijo alguien.
- No puede ser,
todos estamos muertos.
- Un momento,
gritó Aleida, yo no.
- Aleida,
recuerda, tu no existes.
- Ah! has de
tener razón.
- Y tu, el
único que está soñando recuerda que “No se ofende a un invisible; quien no tiene
imagen, no puede ser traicionado. ¡Qué fácil me parece ahora todo! Podría
haberme ahorrado tantos sufrimientos borrándome antes”, pude
contestarle.[49]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario