“Según Lukács,
el ensayista tiene la suficiente audacia como para plantearse los problemas de
su época,
pero carece de los instrumentos científicos convincentes para resolverlos
adecuadamente.”
F.
Savater. El arte de ensayar.
La vida son ciclos. Cada
momento es un ciclo, cada ciclo un momento, si se ve desde una mirada
simplista, como debe ser.
Para ilustrar mi pensamiento me
valdré del ejemplo.
Una conversación una vez terminada
es un ciclo, aunque haya promesas de futuros reencuentros, aunque los haya,
aunque nunca los hay, por lo general.
Una relación, mientras duró fue
un ciclo y aún dentro de ella misma, estuvo llena de ciclos: la declaración, el
noviazgo, la ruptura, el reencuentro, el compromiso, el matrimonio, las
rupturas, los reencuentros, los momentos felices, los infelices, la separación,
la muerte, el olvido.
Como un acto que se va
convirtiendo en pasado y dicen los que saben, aunque no sé cómo lo saben, que
los ciclos hay que cerrarlos para tener una vida asertiva. Normalmente se
refieren al cierre de ciclos malos, de malas experiencias, de malos sinsabores.
Aunque creo, sin saber nada del
tema, que los ciclos buenos también deben cerrarse, en algún momento. Por decir
algo, un buen vino tomado, un tabaco fumado, un buen polvo echado. No todos los
vinos, tabacos o polvos son siempre buenos, por eso hay que cerrarlos, buenos o
malos.
Entonces, los ciclos, buenos o
malos, afortunados o desafortunados, agradables o desagradables, deben cerrarse
en el momento oportuno, ni antes ni después. Unos para disfrutarlos un rato
más, otros, los desgraciados, para hacerles el duelo como debe ser. No soy de
los expertos que lo saben, aunque no sé cómo lo saben, pero a mí me late.
Naturalmente nunca supe cuál
era el momento dispuesto adecuado, oportuno, preciso, y más cuando nunca me
identifiqué con el sentido de oportunidad, por el contrario, creo que pequé de
inoportuno. Por eso sigo preguntándome, cómo hacen los que saben para saber lo
que saben y cómo han de saber cuál el momento oportuno para cerrar el ciclo si
uno ni siquiera se da cuenta si la oportunidad ya pasó, ni siquiera se da
cuenta que el ciclo terminó.
A veces también el cierre de
ciclo parece que ocurre automáticamente, como el respirar, que se hace en
piloto automático, autónomo, libre, proveniente de una herencia atávica de
primeros tiempos. En otros, el ciclo es forzado, proviene de la voluntad ajena,
como cuando a uno lo echan! O le dicen no!
Y así hay multitud de ciclos,
como por ejemplo, para distraer un rato la mente!
El ciclo de la concepción. Nada
que ver. Los responsables son otros, con motivos accidentales, de desliz,
deseándolo o violentándolo. Algunos sostendrán que fue decisión nuestra tomada
en el más allá, para estar en el más acá. Vaya uno a saber. Como sea pues! El
ciclo se cierra al nacer y si lo pensamos hilando fino, -como diría mi papá-,
ese ciclo cerrado estuvo lleno de semiciclos: unión esperma-óvulo (que no fue
nuestro, disfrutados por extraños, hasta ese momento!), el mes a mes de
evolución de célula a feto hasta el momento de alumbramiento, sabiendo que de
los ciclos buenos, si así lo fue el embarazo, a uno lo tienen que echar, para
cerrar el ciclo, como debe ser. El inicio, un ciclo decidido por terceros,
posteriormente, el ciclo de automático, evolución, crecimiento, blablablá!
Y prosigue con el ciclo de
aprendizaje: a comer, a hacerse entender, del arrastre, es decir del chupar al
tragar, del balbuceo al parloteo, del gateo al correr y así sucesivamente para
no alargar el cuento.
Cada etapa de vida, un ciclo,
como es debido. Y cada etapa de educación también un ciclo, lleno de
semiciclos, que queriéndolo o no, se cerró automáticamente en la mayoría de
casos: primaria a secundaria (como yo escribo no me tocó areneras, ni
preparque, nada por el estilo, por eso los salto. En mi época era válido que a
lo que vinimos fuimos!). De secundaria a universidad y de universidad en
universidad tratando de conquistar una universalidad, inexistente.
Cada trabajo un ciclo. Un
momento…! Se cierran acá los ciclos automáticos? Se diría que se inician los no
automáticos, los voluntarios, los queridos, los que tocan? Cualquiera sea el
nombre, son ciclos de ciclos, ciclos con semiciclos, semiciclos… Y no
mencionemos las experiencias personales que también fueron cíclicas (Otro
momento! Cíclicas? “Que se repite regularmente cada cierto tiempo”? No, esas no, porque entonces no se cerrarían nunca, aunque hay
algunos ciclos que nunca se cierran y no me extiendo, porque nunca acabo. Ahh!
Entonces “que está organizado en ciclos”?
Pues sí, pero más bien que está subdividido en ciclos, diría yo y no me
distraiga que termino donde no es). Decía de las experiencias personales
–filosóficas, religiosas, sexuales, políticas, si sucedieron, claro está-,
fueron ciclos que han debido cerrarse en su momento, unas más marcadas que
otras…. Ah! Bellas épocas!
Creo que
esbocé la idea y extenderme es repetir la repetidera, pero para eso están los
expertos. Los neófitos debemos aprender a cerrar ciclos, calculando bien la
oportunidad, no vaya y sea que nos coja la muerte en ese dilema! Aunque el
mejor ciclo para cerrar es cerrar los ojos para irse a otro mundo, a iniciar un
nuevo ciclo, espero que diferente.
JHB (D.R.A.)
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